Regresamos sobre la pista de la teleserie cubana Rompiendo el silencio, que bastante interés ha suscitado en las redes sociales, a partir de la campaña de comunicación que ha desarrollado el canal Cubavisión. Aunque la apertura tuvo una acogida polémica – más por temas de horario y otros detalles de los cuales ya hablamos– quizá el foco no se ha colocado del todo efectivamente sobre la problemática de la violencia de género en sí.

¿Será que el tono melodramático suaviza la violencia o tal vez resulta parte de la intensión artística? No lo creo, pero sí podemos notar desbalances en la dramaturgia entre episodios, hablo en específico de la segunda historia donde muchos nos perdimos en los efectos de intención por demás innecesarios.

Diversas son las formas en que el fenómeno abordado se manifiesta, tal y como lo exhibe la serie; incluso la realidad puede ser peor y superar lo mostrado. El punto es contar la historia con la eficacia y seriedad requerida para establecer un diálogo sostenido con nuestros públicos, durante la puesta, sin perderlos en un laberinto de tecnicismos cuando se dispone de un arsenal de variables muy poco explotado en la concepción de nuestros audiovisuales.

En el caso de Libertad, donde se expone (con notable profundidad) el acoso escolar, encontramos un ejemplo magnífico, incluso cuando el final no tenga un desenlace didáctico visible, calzado en recursos “masticables”, porque no es necesario. Se tuvo en cuenta una propuesta de interacción con el público y no la entrega de un producto para tragar, sino destinado a buscar la reflexión en las actitudes asumidas por nosotros a escala social, familiar y personal.

Rompiendo el silencio es un proyecto audiovisual muy válido en tanto su aporte a nuestra sociedad ofrezca lo imprescindible y esencial; pensado para dialogar directamente con el espectador sin imponer un criterio. Pareciera que –a través de cada circunstancia vivida por sus personajes– busca y, por qué no, encuentra una especie de anagnórisis social, o sea el reconocimiento de un personaje (¿ficción?) por parte de otro (los espectadores) en una obra dramática o novelesca donde, generalmente, este hecho que muestra provoca el desenlace del conflicto.

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