Génesis, Galerías de Arte es una empresa del Ministerio de Cultura, creada en 2001, para producir, promocionar y comercializar las obras de los más importantes artistas plásticos cubanos.
En un momento donde las principales galerías estaban supeditadas al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FBC) empresa grande, mixta, encargada desde aquel entonces de las artes plásticas, decorativas y la artesanía, comenzó a crecer el reconocimiento de los artistas cubanos de manera internacional, y se hizo necesario buscar una institución, especializada exclusivamente en artes plásticas, que los incorporara para representarlos, de manera más exclusiva.
La idea era darle un tratamiento de especialización nacional y proyectar esa promoción artística hacia el exterior. De esta forma, surge Génesis, y a propósito de celebrar este año su aniversario 20, Tribuna de La Habana conversó con una de sus fundadoras y directora de Mercadotecnia en 2009, Lizet Fraga Mena, la cual nos comentó sobre la creación de la entidad.
“La empresa ha tenido varios momentos condicionados por los cambios en las estructuras que la conforman, es decir, han existido algunas galerías dentro, que luego dejaron de formar parte de la misma. Por ejemplo, a partir del 2004, apróximadamente, Galería Habana abandona Génesis, para constituirse como entidad independiente (actualmente, se volvió a reincorporar). Esto significó un cambio importante para la empresa, pues en el momento en que esta galería sale de su núcleo, ya era reconocida a nivel internacional y estaba llevando el proyecto de Subasta Habana. Ambos elementos muy importantes en esos momentos.
“También se incorporó lo que conocemos como obra por encargo, que son proyectos de artistas para instituciones, y esa producción se contrataba a través de Génesis.
“Otro elemento importante, que para mí fue muy interesante, fue la incorporación del trabajo con las reproducciones. Desarrollamos un equipo creativo que creó dos colecciones importantes: Pixelada y 70x50, y hasta hoy, Génesis las mantiene. El propósito fue utilizar obras de artistas reconocidos, pero llevándolos a un soporte que fuera accesible para todo tipo de personas. Es una forma de tratar de acercar un poco ese arte de élite, que nosotros manejábamos como empresa, en las galerías, a la persona común. Generalmente, se hacían carpetas de artistas Premios Nacionales, otra de creadores de la Vanguardia y dos más de autores contemporáneos. Las de 70x50 eran un grupo de reproducciones que se llamó así por el formato que tenían las piezas, y se conformaban por artistas que eran parte de las nóminas de las galerías, y también incluíamos a otros, que comercialmente fueran interesantes y demandados por el público.

“Todos estos elementos no estuvieron en la propia fundación de Génesis, pero fueron proyectos que dieron a conocer a la empresa a nivel de público”.
Sobre la aceptación de los artistas ante este cambio, nos comentó:
“Los primeros momentos siempre son de acomodo. Primero, hay que ver de qué va el proyecto, en qué se va a diferenciar de lo que ya tenías. Se trataba un poco de convencer a los artistas de que el nuevo proyecto y las galerías se iban a dedicar profundamente a atenderlos.
“Una modalidad que se instauró con Génesis, y no existía anteriormente, fue el contrato de exclusividad, el cual permitía que la empresa, y especialmente la galería que representaba a un artista, tuviera una conexión más directa con este, a partir de la realización de acciones promocionales, dentro y fuera de Cuba. Había que preparar exposiciones a largo plazo, un plan de ferias y eventos internacionales. Además, Génesis surge con muchos más recursos para poder hacer todas estas acciones por los artistas, quienes son los más importantes en este trabajo”.
Génesis, Galerías de Arte, la conforman hoy las galerías Servando, La Nave, Acacia, Galería Habana, el taller de Serigrafía Portocarrero y el Centro Arte Marco.
Y a propósito de la celebración también de los 40 años de Galería Acacia, uno de los espacios más importantes de exposición en La Habana, Lizet Fraga, quien fuera su especialista principal desde 1993 hasta el 2002, también nos comenta.
¿Qué definía a Acacia en aquel entonces?

- En esos primeros años, era la única que tenía la posibilidad de comercializar, como parte de su nómina, los artistas de la vanguardia, todo el arte moderno, los de la década del 70 y 80. Además, a los especialistas jóvenes nos interesó mezclar con estos a artistas recién graduados como Sandra Ramos, Ibrahim Miranda, ahora consagrados, pero que en ese momento iniciaban sus carreras.
¿Qué cambios existieron en el proceso de traslado de galería Acacia del Fondo Cubano de Bienes Culturales, a la empresa Génesis?
- El FBC tenía sus propias galerías estructuradas. Génesis las asume y absorbe Acacia con todo su inventario y cuerpo de especialistas. No obstante, continuó con su nómina de artistas consagrados, que en aquel momento tenía a Fabelo, Pedro Pablo Oliva, y otros creadores más jóvenes, quienes para el año 2001 (creación de la empresa) estaban en un buen momento de su carrera. El pensamiento de cómo llevar las artes plásticas, siguió siendo el mismo. Sin embargo, la Acacia, que en sus inicios comercializaba también artes decorativas, con el cambio hacia la nueva empresa, solo se queda con el trabajo con las artes plásticas.
¿Dificultades y potencialidades que existía en ese momento para comercializar la obra de los artistas?
- Si tuviera que decir que hay algún problema, no creo que lo hubiera. Justamente, considero que Acacia estaba en uno de sus mejores momentos, a nivel comercial y expositivo. El cuerpo de especialistas estaba muy organizado. Fuimos los pioneros en la participación en ferias internacionales, a la que fuimos a partir de los años 1994 o 1995, y permitió que creáramos los mecanismos de participación y cómo organizar los proyectos. También hay que tener en cuenta, que eran años donde no existía la red de comunicación de ahora. Teníamos solo el fax, no existía correo electrónico, ni algún otro medio, que cualquier especialista en la actualidad, diría que es indispensable para trabajar. Sin embargo, logramos un alto nivel de ingresos, reconocido a nivel de país.
Sobre las exposiciones:
- Hubo varias exposiciones muy interesantes. En aquella época se hacían convocatorias de público bastante numerosas y se llenaban los cuatro salones de la galería. Los planes de exhibición estaban cargados, se hacían entre tres o cuatro muestras por mes, incluso, por salones, salvo proyectos más fuertes que abarcaban toda la galería. Recuerdo exposiciones personales de Fabelo y Pedro Pablo que fueron proyectos de mucho tiempo de preparación, y tuvieron muy buenos resultados. Me viene a la memoria una de las últimas que realicé como especialista, y se llamó 20/21. Conseguimos que el Museo de Bellas Artes prestara alrededor de seis piezas de artistas de la vanguardia, junto a obras de coleccionistas. La idea fue representar lo más importante del siglo XX y del XXI. Además, siempre tratábamos de dejar una memoria, a través de un catálogo.
¿Cómo funcionaban los salones de paisaje y de arte erótico?
- Se hacían salones de paisaje durante 4 años, convocando a paisajistas de todo el país. No solo paisajes tradicionales, sino también los que aludían a él. Hubo como dos o tres salones de arte erótico, al que al público le gustaba mucho asistir. El último fue muy interesante, porque las obras no eran completamente explícitas, sino más figuradas. El jurado disfrutó mucho la selección de los premiados.
Los inicios de Subasta Habana
- Pocos recuerdan que Subasta Habana también surgió en Acacia. Su primera edición se trabajó a partir de inventarios propios de allí y de algunos coleccionistas. Fue un proyecto que había tenido algunos antecedentes en subastas que se habían hecho en el Hotel Cohíba, y habían alternado artes decorativas y artes plásticas; otras en el Gran Teatro de La Habana, organizadas por el FBC, pero de conjunto entre Acacia y Galería Habana.
“Subasta Habana marcó el récord de precios, pero cuando aparece en el escenario cubano ya había un antecedente, durante la década del 90. Lo que diferenció a Subasta Habana, fue que, aunque partió en sus primeros proyectos de artistas de la vanguardia y arte moderno, trató de incorporar a otros que el mercado no había absorbido todavía, y era interés que se dieran a conocer, para las personas que estaban trabajando en el mercado de arte cubano. Por ejemplo, Servando, Raúl Martínez, a quienes, aunque nosotros a nivel de galería lográbamos venderlos a muy buenos precios, todavía el mercado no los reconocía como artistas cubanos importantes.
“Lo interesante de Subasta Habana fue el hecho de mezclar artistas más consolidados, que eran el atractivo para los coleccionistas, con otros creadores, pocos conocidos o desconocidos para el mercado”.
¿Qué consejos daría a los especialistas de esta nueva Acacia?
- Que siempre tengan la mente y la vista abierta a todas las posibilidades en cuanto a la comercialización. Estén pendientes de todos los artistas que van surgiendo, traten de irlos posicionando, y que sea la galería la que primeramente se acerque a ellos, se preocupe por su obra, asesore al artista sobre qué producción es más interesante a nivel comercial.
“Traten de mover su nómina en todos los nichos de mercados posibles. La relación con el artista es vital, debe ser de amistad, de entendimiento, de acercamiento y de respeto. Que haya la confianza para decirle que no a una obra, sin que el creador lo vea como una censura, aunque esta existe. Que el artista vea al galerista como su mejor consejero. Los especialistas ya tiene incorporado el amor al arte, pero es importante, tener amor a todo tipo de arte, porque a veces nos guiamos, exclusivamente, por lo que nos dice la academia en este sentido. Hay que saber discernir cuando hay arte bueno, medio o malo”.
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