Alejandro Jurado es un artista comprometido con su creación. Su obra es autorreferencial, un testamento de imágenes y sonidos. Bloom es el título de la muestra personal que se expone, en estos momentos, en el Centro Hispanoamericano de Cultura. El curador, de la exposición, Michael Simpson, es también, un joven profesional, vinculado al arte desde el año 2015, con una carrera notable, tras la experiencia alcanzada en una de las galerías más importantes del país: Galería Habana. Con ambos creadores, conversó Tribuna de La Habana, a propósito del éxito que supone, ya, esta exhibición en el circuito habanero. La muestra se presentará hasta enero de 2021.

Alejandro Jurado, artista Foto: Cortesía de los entrevistados

Antes de adentrarnos en el tema de esta exposición, Alejandro Jurado, comenta sobre su formación como artista: "Estudié Instructor de Arte, y luego, Comunicación Social. He expuesto más de 50 muestras colectivas y quince personales, en espacios como el Centro de Desarrollo de Artes Visuales, Luz y Oficios, la Oficina del Historiador, la Asociación Hermanos Saìz y el Memorial José Martí.

- En otras ocasiones, has mencionado que el título de la exposición es, para ti, el nombre de la banda sonora de una historia, háblanos sobre esto.

- Bloom es el nombre de un disco del dúo musical estadounidense de dream pop, Beach House. Durante varios años, llevo construyendo cuadros a partir de historias personales a las que, además, les pongo música.

"Algunas veces el título de la canción, es también el de la obra. En el caso de Bloom tomé el nombre pues su música me recuerda a una historia personal y, a partir de allí, recreé todo este proyecto. Además, la traducción al español de esta palabra es florecer, y tiene que ver con la historia personal, el paisaje que represento en los cuadros y también en el florecer mío como artista. Es la primera vez que digo de esta relación música-obra, públicamente".

-Tus obras no tienen referencias visuales al paisaje real, por tanto, ¿cómo las describirías?

- Utilizo las composiciones del paisaje, pero no lo represento en sí mismo, sino su concepto: línea horizonte, cielo y tierra. El objetivo es también colocar la historia en tiempo y espacio, establecer un referente visual para que no quede el mensaje de manera abstracta, amén de que no se tenga noción de la historia real. Quiero desligarme de lo absolutamente abstracto y que no sea solamente un gesto. No obstante, ninguna obra refleja lugares en específicos. Son lugares mentales. Sin embargo, hay personas que han visto composiciones mías en fotografías tomadas al paisaje real.

- ¿Cuándo comienzas a interesarte por el paisaje en tu carrera?

- Cuando era más joven realizaba figuración, pero sentía que con ese tipo de arte, con el tiempo, comienzas a repetirte y copiarte a ti mismo. No me interesa crear una clave de éxito, es decir, una forma de pintar que me defina y que la realice durante mucho tiempo. Así que, mi figuración se empieza a descomponer y llega a la abstracción. De esta forma, alguien me dice que tenía que ver con la arquitectura, y sobre esa idea, empiezo a hacer proyectos en los que intervenían planos de arquitectos.

"Luego, al cambiar los referentes pictóricos, me doy cuenta que empiezo a fijarme en el paisaje como bloque. No me interesa el elemento de la hoja o el tallo, sino el paisaje como un todo. Esto lo hacía inconscientemente, hasta que un crítico francés me hace ver esos referentes reales. Mi obra es como la representación de un paisaje visto a través de un lente al que le aplicamos zoom".

- Háblanos de la técnica pictórica de tu obra.

- Para mí es muy importante la parte plástica. Me gusta mucho experimentar, aunque trabajo con el mismo concepto. Mis cuadros se componen de hasta cuatro composiciones de color, partiendo de la línea del horizonte del paisaje, hay una composición de tonos, de líneas y hay una perspectiva. Cada serie tiene que ver con una historia, sin embargo, cambio la manera de pintar con cada una ellas. Son diferentes la forma, el gesto, el efecto de la espátula, el tipo de técnica.

Obras del artista Foto: Cortesía de los entrevistados

"En esta exposición hay dos series: Crystalised (2018-2020) y Caleidoscopio (2020). La primera, que también es el título de una canción, tiene incorporado cristales en los cuadros. Estos poseen un 50 por ciento de relación con la historia y otro 50 por ciento, con el componente plástico. Los coloco para que ajusten y desacorden la composición desde el color. Este desacorde viene siendo como en la música, un tono disonante, pero, en plástica, se refiere al uso de colores complementarios junto a su opuesto. De igual forma, incorporo el cristal como si fuera una mancha, una textura o un trazo más. De manera que, hay que acercarse a la obra para ver que hay un gesto matérico en ella.

"Por otra parte, la serie Caleidoscopio, parte de la anterior en relación con la historia. En esta no uso el cristal, sino que, a partir del concepto del caleidoscopio, y desde el paisaje, yuxtapongo los colores e intento crear una armonía. A diferencia de la serie anterior, que son pinturas más densas y oscuras, esta tiene cuadros más alegres, vivos y bellos. Caleidoscopio, también, guarda relación con el momento en el que la realicé: el inicio de la pandemia. Por tanto, quise transmitir un mensaje más feliz, en medio de una situación tan triste".

-¿Te interesa el atractivo en la obra?

- Me interesa defender la belleza vinculada con el arte, lo sublime. Quisiera que las personas lloraran ante mi obra. Por eso trato que mis cuadros sean lo más emotivos posibles, lo cual varía según mi estado de ánimo. Lo que sí es constante es la necesidad de que sean bellos.

- ¿Cuál es tu principal motivación como artista?

- Para mí, el pintar es una necesidad física. Lo más importante es la obra, todo lo demás no existe, pues la obra es un ente vivo. Siempre parto de una historia, pero le otorgo más de un 50 % de importancia a la plástica. No tiene que ocurrir algo, para que yo pinte. Siempre voy a pintar. Incluso, creo que no existe el concepto de musa, es un mito.

- ¿Cómo es el artista que quieres ser?

- Es este que soy. Me gusta que me vean como un artista que trabaja serio. Aunque lo mejor que me define es: honesto con la obra.

- ¿Cómo estás viendo el resultado de Bloom?

- Creo que la aceptación ha sido buena. Antes me preocupaba por lo que dijeran las personas, pues quiero ser parte del arte cubano contemporáneo, pero ya no le presto más atención a esto, sino al proyecto. Las cosas salen bien cuando uno lo da todo por la obra y es lo más honesto posible, no por complacer, ni guiarte por modas, ni movimientos artísticos, sino por complacerte a ti mismo, como un verdadero artista.

- ¿Qué esperas de ese público que no conoce las historias jamás reveladas de tus cuadros?

-Las historias no se revelan, porque son muy personales, y solo son importantes para mí. Me interesa que cada uno pueda sacar su propia historia. Me gusta que el cuadro y el título sean ambiguos y abiertos, para no encerrar al espectador en un espacio y contexto, más allá del paisaje. Siempre creo que trato de trasmitir emociones con cada obra, y quiero que ellos sientan las suyas propias. Aunque en realidad, siempre espero que fluya.

Otro importante hallazgo, es el de su curador Michael Simpson. También quisimos conocer de su labor y audaz participación en esta muestra.

Michael Simpson, curador de la exposición Foto: Cortesía de los entrevistados


-¿Qué estudias y qué vínculo crees que tiene esta carrera con el arte y la curaduría? ¿Cómo llegaste a ser curador?
- Mi primer contacto con “el mundo del arte” tuvo lugar durante el año 2015. En aquel entonces tenía 21 años y trabajaba como guía turístico en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. No es de extrañar que a través del vínculo con las artes escénicas, llegara entonces a las artes visuales.

"Justo en ese año se rescata la otrora Galería Orígenes, que inicialmente tuviera su sede en la primera planta de la emblemática edificación. Allí, la exposición dedicada a los Premios Nacionales de Arte en Cuba, es la que me gusta definir como “la puerta grande” al mundo del arte, por la que comencé en esta profesión. Clarisa Crive, directora de la mencionada galería y el motor inicial en mi vida profesional hacia “las artes”, asumiría, más tarde, la dirección general de Galería Habana, la galería por excelencia en el circuito institucional de la historia del arte cubano, y me invitó a trabajar con ella.

"Fue allí donde, durante cuatro años, me formé en el comisariado de arte y la producción de exposiciones, entre las paredes que acogieran obras de Wifredo Lam, Amelia Peláez y lo mejor de la vanguardia y la contemporaneidad artística en Cuba. El mismo sitio donde Luis Miret, anterior director de Galería Habana y a quien está dedicada esta exposición por su influencia en mi percepción hacia las artes visuales, ponderara proyectos como Subasta Habana (el mayor evento de comercialización de arte cubano en la historia). Mis estudios en economía y el conocimiento de otros idiomas sólo fueron ventajas que, sinceramente, no había anticipado".

Alejandro Jurado y Michael Simpson Foto: Cortesía de los entrevistados

- ¿Qué conceptos manejaste para concebir la exposición?

- En el caso de Bloom inicialmente la idea iba en torno al concepto de “entropía”, referenciando el orden y desorden en la composición de estructuras a través de la visión abstracta de las obras de Alejandro Jurado. Transcurrió un año aproximadamente para que esta “idea curatorial” evolucionara hacia lo que es hoy: la desestructuración del proceso curatorial, la ruptura con lo tradicional. La intención vino a darse a través de la narrativa visual más que del trabajo museográfico y de montaje. El vínculo/desvínculo curaduría-museografía abre el debate

-¿Qué parte de la creación de Alejandro Jurado te interesó resaltar?

- Me interesó sobremanera que la abstracción presente en las obras de Alejandro Jurado alude sutilmente a la paisajística a través del agresivo trazo y la efusiva personalidad del artista, plasmada de manera directa sobre el lienzo. Sutileza a través de la agresividad, pudiera decirse. El “Bloom” (florecer, germinar, alegóricamente: surgir) está presente tanto en la visualidad (explosión de trazos), en la estética, como en el trabajo de ambos. Es mi primera exposición como curador independiente.

- ¿Cómo quisieras que fuera la relación público- obras de la expo?

- Nuestra intención (artista y curador) es abrir un diálogo directo con el público, especializado o no. El mismo tema de la exposición alude de forma indirecta a evitar el elitismo, que ya de por sí lleva el arte a cuestas (romper con el orden). El público disfrutará las piezas desde el placer estético hasta toda la carga conceptual que de por sí lleva la abstracción. Indistintamente, encontrará referentes visuales, los títulos de las obras aportan lo suyo a través de la música. Propuesta e intención.

- ¿Qué elementos crees que existen detrás de la mirada de un curador, más allá de una selección estética basada en el gusto y la subjetividad que hayas visto en esta exposición?

- Hace mucho tiempo una persona muy cercana me enseñó el poder de la subjetividad y, en el caso de las artes visuales: la “polisemia”. El público siempre será juez ante cada obra. Por otro lado y contrastando, la libertad creativa no exime de responsabilidad al artista ante el espectador, ni al curador ante la crítica. El curador crea desde sus fortalezas y limitaciones tanto como el artista desde la técnica en la que mejor se desempeña. Es la observación y la experiencia (método empírico al fin), la que fundamenta como ven ambos lo que crean: desde la obra de arte hasta la exposición en sí misma. En Bloom el espectador hallará esto en el más mínimo detalle.

Obra de Alejandro Jurado Foto: Cortesía de los entrevistados

- ¿Qué crees que aporta Alejandro Jurado al arte de su tiempo?

- Alejandro Jurado es un artista que a todas luces propone su obra por encima de cualquiera de las búsquedas profesionales en las que se sumerge esta nueva generación de artistas. Es alguien que defiende a capa y espada tanto su originalidad como sus influencias. Él crea por la necesidad intrínseca de crear, como una necesidad humana básica y tácita que no puede suprimir.

"Esto es algo muy raro de encontrar en la contemporaneidad creativa cubana, algo que, en el caso de las obras de Alejandro, se ve sobre el lienzo como si lo gritara el propio artista. Unido a la belleza estética de sus piezas no es difícil entender por qué hemos trabajado juntos en esta exposición".

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