¿Serán los días y semanas en casa o la compulsiva necesidad de nuevos memes? No lo sé, pero la verdad es que El rostro de los días ha superado los estándares de aceptación y consumo popular.
Aunque para los expertos y espectadores más inquietos la necesidad de subtramas con mayor complejidad dramatúrgica, el abuso de recursos expresivos –como las imágenes y a veces la música– se pasen de predecibles y cursis, este es un nuevo comienzo para el melodrama en la Isla.
Muchas preguntas quedan colgadas ante el esperado final que ya desde el penúltimo capítulo vislumbramos a vivas voces (una excelente oportunidad perdida).
No debe ser tan complicado completar estrategias de programación donde no se repitan hasta el tedio los mismos elencos en las diversas propuestas. Aunque siempre habrá espacio para las parodias y memes, sería bueno reflexionar sobre aquello que esta vez causó burlas, no sea que estemos escasos de referentes frescos y atrevidos que entretengan e impacten con audacia la mente de las personas.
Aunque en su mayoría las temáticas tratadas son interesantes y las dejamos a un “mejor tarde que nunca”, es preciso buscar en las calles, entre las personas de verdad, aquellos conflictos que escapen lo obvio. Desde el tratamiento más natural de los diálogos hasta las peripecias de cada personaje secundario, es importante una construcción rica y profunda. No pretendo juzgar, pero sí establecer una conexión entre las necesidades de los televidentes y aquellos interesados en suplirlas.
En la actualidad las telenovelas y series se colocan como una de las principales mesas de diálogo social, exponiendo casi siempre desde lo lúdico nuestros problemas y formas de solución. Es un momento perfecto para que los creadores del patio abran su ingenio al cielo combinando risas, tristezas y mucha cubanía; sin los tabúes que nos han colonizado por años, El rostro de los días continúa un buen intento para lograrlo. Por ahora dejo a la fe y el talento de nuestros realizadores la maravilla de propuestas que alcen al género en su lugar merecido.
Excelente reflexión sin excesos con argumentos no de gustos personales sino de todo lo q la telenovela puede seguir logrando en nuestro país.
Una vez este joven periodista en pocas líneas hace un análisis equilibrado del Rostro de los días los que seguimos las noticias culturales de Tribuna de La Habana lo estabamos esperando.
Esto es un ejemplo claro de lo que es una crítica, sin ataques. En el tono adecuado y profesional, con argumentos sólidos y coherentes. Siempre desde el respeto. Podemos estar de acuerod o no en algnos criterios, pero si se hace desde el respeto, sabiendo que del otro lado existe un creador, o varios, que dejaron la piel en el producto, entonces se origina el diálogo. Gracias Miguel Moret por sus siempre atinadas palabras. Gracias Tribuna de La Habana.
Me pareció la única crítica acertada de todas las que he tenido la mala suerte de leer y oír en estos últimos días Se ve que no se buscaron en este caso solo LAS MANCHAS DEL SOL Gracias por permitir dar mi modesta opinión Saludos
Gracias a todos por sus comentarios. Creo en las palabras del maestro cuando expresó: SOBRE LA CRÍTICA "A hacer crítica viniera y no justicia, si por crítica hubiera de entenderse ese mezquino afán de hallar defectos, ese celo del ajeno bien, ese placer del mal ajeno, huéspedes ciertamente indignos de pechos generosos. Crítica es el ejercicio del criterio. Destruye los ídolos falsos, pero conserva en todo su fulgor a los dioses verdaderos. Criticar, no es morder, ni tenacear, ni clavar en la áspera picota, no es consagrarse impíamente a escudriñar con miradas avaras en la obra bella los lunares y manchas que la afean; es señalar con noble intento el lunar negro, y desvanecer con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella. Criticar es amar y aunque no lo fuera, no está en que iniciemos época favorable a la agitadora y dura crítica: que en las horas de riesgo y de combate, cuando las penas de la lucha vienen y tintan el ánimo sereno, cuando no sobre firme tierra sino sobre arena movilísima, fresca a trechos y oscura, descansa el pie agitado, es ley suprema, urgente y salvadora la hermosa ley de amar." (José Martí, Discurso pronunciado en el Líceo de Guanabacoa, el 21 de junio de 1879)