La grandeza de pensamiento del máximo líder de la Revolución Fidel Castro está estrechamente relacionado con el profundo sentido humanista. Sus ideas y acciones siempre estuvieron orientadas a luchar contra la marginalidad, las desigualdades y todo vestigio de discriminación en la sociedad.
Y hacia el propósito de garantizar en forma apropiada y oportuna la atención social a los ciudadanos más vulnerables, y a los que cometen indisciplinas sociales y delitos que pueden ser prevenibles dirigió su impronta, a través del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que hoy continúa su legado.
Fidel potenció la necesidad de convertir prisiones en escuelas y ofrecer a los jóvenes que por diversas razones incurrieron en delitos o cumplieron sanciones, la inserción en la comunidad, empleo y rehabilitación integral. Confiaba sobre la posibilidad de salvar al hombre como ente social.
En los inicios del nuevo milenio concibió la formación emergente de profesionales encaminados a trabajar con las familias y personas en situación de riesgos y complejos entramados sociales. Esta es también una de sus iniciativas la cual a decir del propio Comandante en Jefe contribuiría a combatir el fenómeno de herencia cultural de la marginalidad y pobreza.
El 10 de septiembre del año 2000, al inaugurar el primer curso en la escuela de Cojímar, expresó a los alumnos que se formarían como trabajadores sociales que ellos tendrían "el deber sagrado de demostrar todo lo que puede hacer una sociedad justa, solidaria y verdaderamente humana".
Entonces convocó también a promover estudios sobre jóvenes reclusos, procedencia social, valorar causas, nivel cultural, y situación familiar y de los barrios donde cohabitan. Y con ello realizar acciones encaminadas a enfrentar esos desafíos para lo cual propuso organizar un trabajo social con elevado sentido humanista, individual, por persona, de forma que nadie quedara abandonado a su suerte, destacando la atención a jóvenes desvinculados del estudio o el trabajo, y señalando en este sentido que "este trabajo puede evitar más delito que la mejor policía que pueda existir.”
También Fidel mantuvo preocupación por las condiciones de vida de la población adulta mayor, y fue artífice de la política de seguridad social del país en la cual se trata de que ningún ser humano quede desamparado. Y aún en los difíciles momentos del período especial surgieron Casas de Abuelos y se sostuvieron instituciones para atender a los ancianos que lo precisaron.
En la clausura del Encuentro Mundial de Solidaridad con Cuba efectuado el 25 de noviembre de 1994, Fidel dijo; “Constituye una proeza sin precedente en la historia que, aun en estas circunstancias, ni una sola escuela, ni un solo hospital, ni un solo hogar de ancianos, ni un solo círculo infantil, se haya cerrado”. Y en otro momento de sus intervenciones refirió que aunque es insuficiente lo que puede brindarse en las condiciones actuales, la experiencia que se ha ido adquiriendo a lo largo de la batalla de ideas y las cosas que se han hecho con la Revolución, se conoce mucho más acerca de los problemas humanos y cómo contribuir a aliviarlos o resolverlos.
Concibió el desarrollo humano con la elevación de la cultura con interesantes programas sociales orientados a diseminar conocimientos, extender el acceso masivo de las personas de la tercera edad a la Universidad del Adulto Mayor y a otras actividades asociadas a la cultura general.
De igual manera estuvo interesado en que todos los trabajadores tuviesen garantizado ante accidentes o enfermedades su derecho a seguridad social y también a la jubilación, aún en condiciones económico-financieras y de criminal bloqueo de Estados Unidos que afecta al país.
Fidel llamó a los trabajadores sociales “ médicos del alma”, también “ constructores de la sociedad”, por las múltiples misiones sensibles y humanas a desempeñar. Y siempre que los convocó estimuló el renacer de la labor de esos profesionales que pueden contribuir a revolucionar y mejorar cada vez más la calidad de vida de millones de personas.
El reconocido escritor cubano Miguel Barnet al referirse a Fidel en una de sus declaraciones en La Habana, en el año 2001, señaló; “... Es un verdadero maestro de generaciones y un heraldo del futuro. Creo en él porque es digno, inteligente y patriota, y porque ha diseñado la nación que soñó nuestro apóstol José Martí. Lo mejor de todo es que, siendo ya una leyenda, es de carne y hueso y su discurso es de una vigencia absoluta. Nadie en este planeta tan convulso se ha levantado contra la injusticia como él, nadie ha hecho más por un pueblo...”
La vigencia de las ideas de Fidel, su impronta en la construcción del modelo socialista y a lo cubano de la Isla estará siempre presente.
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