La actual situación epidemiológica nacional e internacional como consecuencia de la COVID-19, y su fuerte incidencia en la problemática económica y social del mundo, precisa de mayor cooperación y solidaridad entre países.
Los cubanos, a pesar del complejo contexto en que se desenvuelve la economía, no cejan en su empeño de vencer los grandes desafíos que impone la batalla contra la pandemia, a lo que se suma el recrudecimiento del criminal bloqueo estadounidense contra la Isla.
El gobierno revolucionario viene trazando decisivas estrategias para hacer frente al virus y también al cerco imperial. Con este fin impulsa la Tarea Ordenamiento y dinamiza la producción de alimentos a lo largo y ancho del territorio nacional.
Contener el rebrote de la COVID-19, así como el número de contagiados y fallecidos, resulta una prioridad para las autoridades, médicos, enfermeros, y todo el personal que brinda su aporte en cada una de las estructuras del Sistema de Salud, particularmente aquellos que desde la línea roja de atención a enfermos positivos, no escatiman esfuerzo, conocimientos, ni recursos para salvar vidas. Estos profesionales dan muestras del altruismo y espíritu solidario que caracteriza a nuestro pueblo.
También a este loable empeño se han sumado jóvenes estudiantes y ciudadanos de diversos centros laborales, quienes de manera voluntaria colaboran en hospitales e instituciones de aislamiento que precisan de ayuda.
En La Habana, además de redoblarse las medidas de bioseguridad para evitar que siga incrementándose la proliferación del virus, no se detienen otras tareas priorizadas encaminadas a la adquisición de alimentos por parte de la población, a través de la distribución de mercancías por las cadenas de Comercio y servicios establecidos, o por la red de bodegas, carnicerías y otras entidades que expenden productos normados por la libreta de abastecimiento.
Y aunque todavía en la instrumentación de la Tarea Ordenamiento persisten insuficiencias y dificultades, las cuales se van revisando, adecuando, o rectificando según sea el caso, el país no se detiene y trabaja con ahínco en varios frentes para lograr la sostenibilidad económica, y continuar avanzando en conquistas sociales y de protección a las personas vulnerables.
Al igual que en el resto de las provincias, se potencia el desarrollo local con una apropiada dinámica que además tribute al logro de mejores indicadores productivos y de calidad.
De igual manera, se incentiva la creación de organopónicos estimulando en los espacios donde sea posible, la agricultura urbana y suburbana, como forma de contribuir también a la alimentación de la población.
Como ha reiterado el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la obtención de alimentos es un asunto de seguridad nacional. Y en ello los municipios tienen un rol significativo al poder fomentar programas de autoabastecimiento con prácticas agroecológicas vinculadas con la ciencia e innovación, las cuales pueden ofrecer sustanciales resultados; existen palpables ejemplos en este sentido de lo que puede obtenerse con voluntad política y tenacidad.
La piedra angular de la salvaguarda de la Patria seguirá siendo la unidad indisoluble del pueblo, esa que avizoró el apóstol de la independencia, José Martí, en el siglo XIX para hacer frente al colonialismo español durante la Guerra Necesaria de 1895.
Y hoy cuando varios peligros procedentes de las políticas de expansionismo, subversión y asedio perenne (con diferentes instrumentos, mantos y fachadas), del gobierno de Estados Unidos acechan la tierra de Martí, resulta imprescindible la unión de todos los cubanos en la defensa de la autodeterminación, independencia y soberanía nacional, porque como dijo el Maestro; “Patria es Humanidad”.
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