El cielo estaba completamente nublado. Parecía que llovería fuertemente. En tierra los sembrados de papa recibían la amenaza de disminuir sus rendimientos si esa agua caía, precisamente cuando el país atravesaba una fuerte crisis económica. Sobre ese tema se hablaba y sólo podía observar de quien tenía la palabra sus movimientos con las manos. Había una multitud en silencio y aunque pedí permiso para ir al frente nadie se movió.
Cuando logré llegar a la primera fila, por supuesto, me descubrió. No saludó, sólo preguntó por mi compañero y acto seguido dijo “anoche vi el documental, me gustó, pero luego comenzaron a llamar y a señalar algunos detalles y…”. Entonces comenzó la conversación más difícil de tres que, como periodista, sostuve con Fidel Castro sobre agricultura. Fue desmontando todo el filme y señalando lo que a su parecer era de otra manera. Y como me sentía segura de lo que había hecho fui dando mi consideración. Aún hoy me pregunto a dónde fueron a parar mis nervios. En medio de todo aquello había agricultores que le daban la razón en acápites que no compartía, era muy difícil discutir.
En medio de todo aquello Fidel quiso darme una lección de que cualquiera se equivoca y mandó a buscar un documento que tenía en el carro y que días antes había leído en un encuentro en la CTC, el cual tenía un error que sólo descubrió cuando lo analizaba en público. Dijo “lee esta página y dime dónde está el error”. ¿Se imaginan ustedes, un examen en público? Por suerte lo detecté. ¿La lección? Todos podemos equivocarnos.
Como estaba segura de haber reflejado junto a mi compañero de equipo, lo real de ese momento en la agricultura mantuve mi criterio hasta el final cuando saqué más valor del que suponía y le pedí una entrevista sobre otro tema. Accedió y el final fue más tranquilo. Pero…, cuando llegué al ICRT fui directamente a ver al Presidente del organismo y dije "discutí con Fidel, ¿por cuál puerta del organismo usted me va a mandar a salir? Por ninguna, acaban de llamar, dijeron que lo disculpara, él tuvo un mal día”.

Sabemos de la grandeza de Fidel, de su intelecto de genio.. y mucho se ha escrito de su valor, de su sensibilidad humana, pero sinceramente esto que Ana Maura comparte hoy es de lo más humano que he leído sobre él. Cualquiera se equivoca es cierto pero no todos tienen el valor de reconocerlo. Ana Maura: la imagino en ese momento!!!!! Gracias por la lección.