Hace poco más de un año que se detectó en Cuba el primer caso de la COVID-19, una enfermedad de la cual en ese momento no se sabía prácticamente nada en el mundo. A partir de ese instante, el personal de Salud Pública comenzó una ardua batalla contra la pandemia.

Casi de forma simultánea se vincularon el resto de los sectores de la sociedad, hasta llegar al momento actual, donde se puede ver junto a los hombres y mujeres de batas blancas, al personal de comunales, trabajadores de la Educación, Cultura, Transporte, Turismo, campesinos, estudiantes universitarios, miembros de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), por solo citar algunos.

Un ejemplo de ese vínculo es la Residencia Estudiantil Los Laureles, en el capitalino municipio de Cotorro, convertida en estos días en Centro de Aislamiento, donde trabajan codo a codo, personal de Educación y Salud. En reciente visita realizada a esa instalación tuvimos la oportunidad de conversar con la doctora Vivian Negrín García, jefa de grupo básico del policlínico Efraín Mayor, quien funge como jefa de la Asistencia médica.

Acerca de su labor en Los Laureles nos comentó: “debo dirigir, orientar, a los médicos en la zona roja, velar que se realicen en tiempo los PCR de los pacientes, darles atención, los remito cuando llega la placa, activo para la recogida de los pacientes, tanto hacia sus casas, en caso de ser negativos, como hacia el centro que se decida, si son positivos”.

Pero lograr enfrentar esta pandemia, que resulta una experiencia nueva para los cubanos, máxime cuando se está tan expuesto a contraer la enfermedad, como es el caso del personal médico, requiere de mucho cuidado. Acerca de ese diario quehacer y las medidas que toma, nos comenta Negrín García: “Lo primero a tener en cuenta, es protegernos. Usar los medios de protección para poder desempeñar nuestra función con los pacientes, educar a los trabajadores de Salud, y a los de Educación. Algunos llegan con baja percepción de riesgo y hay que hacer un trabajo exquisito cada vez que entra una tripulación. Sobre todo orientarles que lo más importante es cuidarse, lavarse las manos, principalmente a la hora de manipular el paciente, porque no hacemos nada con atender el paciente y enfermarnos nosotros”. 

Estos pacientes se encontraban a la espera del resultado de su PCR, instantes antes de nuestra partida, les dieron la noticia que todos eran negativos y pronto regresarían a sus casas. Foto: Oscar Alvarez Delgado

Al momento de la visita, en Los Laureles se encontraban trabajando dos médicos (además de nuestra entrevistada), y una enfermera. Al respecto comentó Negrín García: “es un equipo de tres, pero estamos bien acoplados. Este trabajo requiere una gran dosis de sacrificio, humanidad, y altruismo. Aquí no podemos estar pendientes del horario, el trabajo es de domingo a domingo, siempre en función de contribuir con nuestra labor, controlar la pandemia que es lo realmente importante”.

Por cierto, el día de nuestra visita, los 12 pacientes a los que se les hicieron el PCR dieron negativo. El júbilo por la noticia, y el pronto regreso a sus casas, les hizo saltar de alegría. Esta vez, la COVID-19 había pasado por su lado, y siguió de largo. 

Entrada de Los Laureles. Foto: Oscar Alvarez Delgado

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