En los últimos meses hemos constatado diversos artículos periodísticos de diferentes medios de comunicación y redes sociales abordando la compleja situación de higiene, particularmente en relación con los microvertederos que proliferaron en la Capital.

Y uno de los tantos lugares que han sido tratados por su dimensión e incidencia en la densidad poblacional con que cuenta su entorno, es el emblemático parque Piñera del Cerro, sobre el cual se comentó en otros contextos. Pero es justo señalar que en los últimos días su imagen en cuanto a limpieza ha mejorado, destacándose la poda de sus áreas verdes y la labor (que merece ser reconocida) de uno de los trabajadores que diariamente, con saco en mano, recoge los desechos sólidos que personas negligentes y a causa de indisciplinas sociales, diseminan por su radio de acción.

Igualmente ha disminuido en ese lugar la extensión de los microvertederos que llegó a ser muy crítico. No obstante, sigue sin solucionar la ubicación de contenedores que pueden solventar definitivamente esta cuestión, pues los que existen están muy deteriorados, y son insuficientes.

Lamentablemente, aunque se evidencia voluntad y accionar más dinámico por resolver esta problemática, aún persisten en mayor y menor medida en otras zonas y territorios habaneros, acumulación de desechos sólidos en calles e intersecciones.

La población comprende y existe conciencia que ello está fundamentalmente asociado a la escacez de recursos económicos-financiero y de personal para estas importantes labores, y que siguen constituyendo prioridad para sanear el medioambiente, por lo que cada Consejo Popular con sus iniciativas y escasos medios, deberá continuar evitando siga proliferando este flagelo.

Considerámos que como en ocasiones anteriores y experiencias ya transitadas en barrios y comunidades puede continuarse implementando alternativas e iniciativas que permitan solventar esta situación que atañe a gran parte de la población citadina que reside en sitios donde todavía abundan indeseables y peligrosos microvertederos. Generalmente se observa todavía en el interior de las localidades y áreas de la periferia.

El camino a recorrer en este difícil contexto económico para erradicar plenamente esta cuestión no es fácil, pero resulta preciso e indispensable por las consecuencias que acarrea a la Salud y también a la sensibilidad y motivación de los ciudadanos.

Foto: Abel Padrón Padilla

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