El líder de la Revolución Cubana, el invencible Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz –como parte de la Batalla de Ideas–, organizó un trabajo social con elevado sentido humanista, capaz de llegar a cada persona, para que nadie quedara abandonado a su suerte.

En la inauguración del primer curso de Trabajadores Sociales, en la Escuela de Cojímar, el 10 de septiembre
del 2000, expresó el sentido de esta noble profesión como parte del “deber sagrado de demostrar todo lo que puede hacer una sociedad justa, solidaria y verdaderamente humana”.

Así lo demostró la emoción en el rostro de los presentes durante el acto para conmemorar el aniversario 22
del Programa de Trabajadores Sociales y del Día del Trabajador Social, celebrado este sábado, en el Centro de Convenciones Pedagógicas de Cojímar, con la presencia del miembro del Comité Central Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Comité Provincial del Partido en la capital, junto a Reinaldo García Zapata, gobernador de La Habana y Marta Elena Feitó Cabrera, ministra de Trabajo y Seguridad Social.

Foto: Tomada de Redes Sociales

De esta forma y en varias intervenciones, se recordó la emotiva fecha de un programa dirigido a desarrollar acciones educativas oportunas, de orientación y apoyo, a las personas con algún tipo desventaja social.

Así lo confirman las palabras de Yaima Carratalá García, trabajadora Social del municipio de Guanabacoa
del consejo popular Roble Chivás, quien en sus emotivas palabras en representación de los pioneros de esta labor expresó:

“Mientras preparaba estas palabras me preguntaba qué decir, en una ocasión como esta, tan importante,
especial. Entonces pensé en Fidel cuando entraba y salía, a diario, de esta, la entonces Escuela Formadora. Todavía estas estructuras recuerdan su voz, sus pasos, sus enseñanzas.

“Recordé de inmediato sus palabras diciendo que esta sería la sociedad más justa y verdaderamente humana que haya existido jamás y, más tarde, decidí decirles lo que me motiva a ser trabajador social:

“Me motiva tocar vidas carentes de sueños, hogares de historias difíciles y ver de ellos nacer nuevas realidades. 

“Me motiva aprender de cada historia palpada, de cada error encontrado, repensar esa realidad y transformarla. 

“Me motiva llenar espacios de añoranzas y sociedades, porque eso no es solo parte del deber, sino de la felicidad. 

“Me motiva ver cómo una nueva vida nace en una realidad reconstruida y sentir que retomaron el camino que creían perdido”.

Otras informaciones:

Eusebio Leal sigue presente  en La Habana