Foto: Tomada de Redes Sociales

Hace algunos años, pensar que una asistente electrónica al alcance de nuestra mano podría ayudarnos con tareas cotidianas e incluso llevar las estadísticas de popularidad de nuestros medios de comunicación, parecería pura ciencia ficción. Hoy no es ambición en muchos lugares del mundo conectarse con sistemas de hogares inteligentes, o preguntar a nuestros teléfonos sobre el clima.

Es que la información, así como el entretenimiento, se encuentra al alcance de un clic en nuestras pantallas, solo debemos hacer el uso correcto y necesario de esas herramientas. Los dispositivos móviles, más que útiles para jugar, escuchar música o mensajear, pueden transformar nuestra experiencia diaria, acercarnos a otras personas, a la información pertinente, incluso a los sentimientos.

Eso sí, no debemos confundirnos ni volvernos dependientes intelectual y emocionalmente de dichos aparatos. Un móvil, tableta o reloj inteligente es solo eso, una herramienta que nunca sustituirá la sensación de alegría al compartir sonrisas. Pueden medir el ritmo de los latidos de nuestro corazón, pero nunca la intensidad de los sentimientos.

A veces es preciso caminar descalzos por la lluvia, sintiendo el asfalto o la tierra bajo nuestros pies. Desconectar de vez en cuando de la Matrix y respirar profundo esa bocanada que oxigene cada célula de
nuestro cuerpo. Observar nuestro alrededor y vibrar junto a los seres que nos mantienen cerca, darle espacio a la conversación, la serenidad de una mirada sostenida al calor de un beso en la mejilla o el roce de otra piel.

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