La mirada del joven Fidel Castro Batista, técnico en neurofisiología, especialista en neurociencias, resulta
la antesala de su agradecimiento a Fidel. Evoca la tarde en que el Comandante en Jefe estuvo a solo diez
metros de donde se encontraba junto a varios estudiantes de preuniversitario que presenciaban el retiro de tres glorias del deporte cubano: Ana Fidelia Quirot, Mireya Luis y Regla Torres.
“Recibí aquella energía, es así como puedo describir lo que experimenté con su presencia, generada –tal vez por la inquietud de verlo en persona. El impacto de tener de cerca al líder del cual me hablaron desde niño. Es algo muy bonito en mis recuerdos, más aún porque mi abuelo, de apellido Castro contaba la anécdota de cuando Fidel entró a La Habana aquel 9 de enero de 1959 y fue uno de los que logró darle la mano; mientras transitaba la Caravana de la Victoria por el malecón habanero.
“Mi abuela estaba encinta de mi papá y dijo: Si este bebé nace varón se va a llamar Fidel. De ahí viene mi
nombre. No imaginé que aquella tarde, décadas después sería yo quien estuviera allí, viendo al Comandante en Jefe de cerca. Tampoco que estudiaría esta disciplina, sobre todo vinculada a los deportes que tanto defendió Fidel.
“Soy apasionado a la pelota y, en general, a todos los deportes. No como ahora que los muchachos prefieren
solo el futbol. En mi familia aprendí mucho de varias disciplinas deportivas. Me apoyaron cuando tuve la
oportunidad. Me gradué en el Hospital William Soler, donde me enamoré de la pediatría y la medicina en general. Antes laboraba en un policlínico; pero desconocía la importancia de la medicina. Las profesiones que más respeto son la de los médicos y los maestros. Posteriormente estuve trabajando en el Hospital Neurológico. Fue importante adquirir tantas experiencias. Aprendí mucho en la atención personalizada de los médicos cubanos a los pacientes.
“Nunca pensé que podría aplicar lo aprendido en el Hospital Neurológico, con lo que hago aquí en el Centro
de Investigaciones del Deporte Cubano (cidc). Me dieron la oportunidad de aplicar los conocimientos aprendidos. Incluso, otros compañeros profesionales comparten sus conocimientos de las diferentes disciplinas en las cuales se especializan y realizamos proyectos conjuntos como el diseño de medios para realizar pruebas imprescindibles y otros que son, prácticamente sueños como la cama basculante que la construye la empresa Grito de Baire, con un 95% de componentes nacionales.
“Con estas herramientas no solo apoyamos el desarrollo del deporte cubano, sino a la salud pública. Estamos investigando cómo podemos influenciar en el rendimiento de los atletas, analizar sus niveles de recuperación, analizamos la frecuencia cardíaca. Tenemos aditamentos comparados a los de naciones de primer mundo para analizar la calidad del sueño de los deportistas. Con todo esto facilitamos a los entrenadores tomar decisiones importantes y lleguen a las competencias en mejor forma.
“Lo aprendido en las ciencias vinculadas a la neurología nos ofrece un campo de amplia repercusión en las
investigaciones relacionadas con el deporte. Por ejemplo, hemos presenciado que un atleta tiene las mejores marcas y cuando está en la competencia no logra estos registros, incluso queda por debajo, lo cual provoca un impacto negativo en todos los sentidos.
“Con estas pruebas obtenemos la información necesaria. Evitamos lesiones, incluso físicas por el sobreesfuerzo, al no lograr los rendimientos acostumbrados. Trabajamos con las emociones de estos atletas. Tenemos grandes expectativas con la aplicación de protocolos de neurociencias. De esta manera facilitar el entrenamiento de forma personalizado y garantizar que puedan controlar esas emociones y evitar que les afecten durante las competencias y continuar el sueño de Fidel”.
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