El Sistema de Salud en Cuba está concebido para que los millones de ciudadanos que habitan la Isla tengan acceso a todas las estructuras del proceso que va desde la prevención hasta tratamientos, cirugías, empleo de equipos diagnósticos, requerimientos de vacunas y otros elementos que inciden en mejorar la calidad de vida de las personas, y salvar vidas.
Sin embargo, a esa noble misión se opone una de las estrategias más abominables que el mundo haya conocido entre el siglo XX y XXI; el criminal bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra la mayor de las Antillas. Y ello se debe a que esta nación caribeña no se supedita a los designios de las administraciones estadounidenses que siguen viendo a este territorio libre y soberano como su traspatio, y tratan a esta población con signos de desprecio, discriminación y malsanas intenciones.

Pero la ignominia rebasa los límites de la condición humana, cuando se priva al país de adquirir medios, tecnologías, medicamentos e insumos que van orientados a los programas de salud imprescindibles para preservar con vida a miles de pacientes, mujeres, niños, ancianos y adultos en general, con disimiles padecimientos, algunos letales.
Precisamente, cada 15 de febrero se celebra el Día Internacional del Cáncer Infantil, y la fecha tiene como propósito fundamental sensibilizar y concienciar sobre la importancia de los desafíos a los que se enfrentan los niños, adolescentes y sus familias.
Y hace alusión la triste efeméride a la necesidad de que todos los infantes del mundo, en cualquier latitud o hemisferio puedan acceder a diagnósticos tempranos y tratamientos oportunos que contribuyan a proteger a los pequeños, ante todo tipo de flagelos, epidemias, enfermedades, y particularmente aquellas como el cáncer que precisan de voluntad política y apoyo por parte de los gobiernos y la sociedad en su conjunto.
Y en el caso de Cuba, ante el inhumano asedio vigente y prolongado, ello se obstaculiza y complejiza por parte de Washington con la administración de turno, esa que de forma obcecada e irracional intenta asfixiar por carencias a este solidario pueblo.
La extraterritorialidad del cerco a la Isla, con prohibiciones de uso del dólar, quebranto a la soberanía de otras naciones que con ella comercien, y la madeja de persecución financiera contra el país para que no logre obtener créditos y facilidades de pago como cualquier otro en desarrollo del planeta, tiene un carácter genocida, solo comprensible en mentes enfermas de odio y maldad.
Según datos publicados en medios de comunicación, alrededor de 450 niñas, niños y adolescentes se enfrentan como promedio cada año en Cuba a esta dura realidad. Y a decir del Anuario Estadístico de Salud 2022, se diagnosticaron en la nación caribeña 370 casos nuevos (que representan el 0.5 % del total de casos diagnosticados), y fallecieron 137 pacientes (0.5 % de la mortalidad total).
Pero el personal cubano sanitario cada día enfrenta con abnegación y todos los medios posibles a su alcance, -a pesar del indigno bloqueo-, la incesante lucha por la supervivencia de cientos de infantes que lamentablemente presentan la enfermedad.
Hay referencias que indican cómo en países de ingresos bajos y medianos, solo alrededor del 20% de los niños con cáncer sobreviven, a diferencia de alrededor del 80% de los niños con cáncer que viven en países de ingresos altos que sobreviven, de ahí lo indispensable de contar con apoyo y recursos económicos financieros para aplicar los más avanzados tratamientos, de por sí costosos en el desigual e injusto mundo, aún existente.
El doctor Carlos Alberto Martínez Blanco, jefe de la Sección para el Control del Cáncer en el Ministerio de Salud Pública (Minsap), ha declarado a Cubadebate que: “El cáncer ocupa la primera causa de muerte en el grupo de 1 a 4 años y la segunda en el de 5 a 19 años, lo que determina años de vida potenciales perdidos y un gran impacto a nivel psicológico, familiar y social”. De igual manera, el Gobierno cubano mantiene prioridad en la atención a esta sensible temática, y está integrado al Programa Integral para el Control del Cáncer vigente y su Estrategia Nacional de Implementación”.
Hay ejemplos fehacientes de la cruel política de EE.UU. en este tema. Por solo mencionar la etapa entre marzo de 2022 y febrero de 2023, la empresa MediCuba realizó 69 solicitudes a compañías estadounidenses para acceder a recursos e insumos necesarios para el sistema de Salud, fundamentalmente para el Instituto de Neurología y Neurocirugía y el Instituto de Oncología y Radiobiología. Y sin embargo, de 64 no se recibió respuesta alguna por las consecuencias que genera el cerco norteamericano, con sanciones y penalizaciones abusivas e insensatas; estos hechos acontecen periódicamente contra la nación caribeña, especialmente contra su pueblo y la inocencia de sus niños.
A pesar del alto nivel de calificación y profesionalidad de los médicos y paramédicos cubanos en hospitales oncológicos o que atienden esta especialidad en otros centros asistenciales, y además de la inventiva de científicos e innovadores que cada día buscan soluciones o alivio a decenas de problemáticas de salud y especialmente para mejorar la calidad de vida de los enfermos de cáncer, existen cientos de medicamentos, sueros, y complementos de recursos imprescindibles que a la Isla se les dificulta adquirir.
Y por si fuese poco para los verdaderos odiadores, la Casa Blanca, con representantes actuales como el deplorable y ambicioso Secretario de Estado, Marco Rubio, (que ni siquiera conoce la ubicación exacta de Cuba, tampoco su belleza natural, y menos aún, su hospitalaria gente y pueblo en general), han sido capaces hasta de prohibir a las familias cubanas radicadas en EE. UU, enviar remesas, incluyendo además limitar más los viajes, reencuentros entre madres, hijos, hermanos, tíos, abuelos etc.
También los ciudadanos estadounidenses ven vulnerados sus derechos de ir a donde les plazca, según su Constitución, pero su gobierno hace caso omiso de ello y les dice; a Cuba, No.
Pero la Casa Blanca, de forma indecorosa, Sí permite vínculos y ayuda colosal al Estado de Israel que ha masacrado a más de 47 mil seres humanos en Gaza y campamentos palestinos, y destruido la vida de millones de personas de ese enclave, todo un genocidio solo superado, en tan poco tiempo, por Hitler.
Hay que recordar una y otra vez a Washington que la mayor de las Antillas no representa peligro alguno para Estados Unidos, que es un pueblo digno, solidario, culto, y patriota. Y que pudiese, al no ser por lo ultra reaccionario e incapacidad de visión de algunos de sus funcionarios o congresistas, generalmente anticubanos, -ciegos por odio y frustración, muchos de los cuales pululan en Florida-, haber mantenido relaciones bilaterales armónicas de colaboración recíproca en disimiles campos importantes e interesantes para ambos pueblos, siempre con respeto y beneficio mutuo.
Algún día, quizá, haya algún gobierno en Norteamérica, más pragmático, o donde prevalezca la verdad y el sentido de humanismo que debe coexistir en cada hombre de bien y con honorabilidad, frente al odio, la mentira y la maldad. Y entonces los pueblos cubanos y estadounidenses podrán vivir en paz, y aspirar a buenas relaciones como vecinos, y naciones independientes.
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