Este 23 de enero, cerca de las 10:30 a.m., estaba frente a la entrada del Hospital Universitario Ginecobstétrico de Diez de Octubre, popularmente conocido como Hijas de Galicia. Infinidad de recuerdos, algunos incorporados por narración familiar, pues con menos de tres años es difícil tener una verdadera noción de lo que ocurre, me asaltaron.

Entrada principal de Hijas de Galicia. Foto: Oscar Alvarez Delgado

Ese era el lugar, dónde algo más de 53 años atrás (casi 54), tras un arduo trabajo del personal médico que implicó la utilización de forceps, había nacido; ese era el mismo sitio dónde durante varios meses, los médicos batallaron por mi vida, antes de poder ser dado de alta, y el lugar al cual, durante muchos años, volvería una y otra vez, para recibir asistencia médica.

Está vez, el transporte me había jugado una mala pasada (otra vez) y había llegado con casi una hora de retraso a la pactada con el doctor Ernesto Cordoví González, director de esa institución médica. Al cruzar las puertas, la misma estatua de antaño, de una mujer con un niño en brazos, parecía decirme bienvenido. Al llamar al doctor Cordoví, pese al retraso con que había llegado, no puso objeción alguna en recibirme, accediendo se esa forma al interior del hospital, justo pocas horas antes de que cumpliera 100 años de existencia.

El doctor Cordoví, como buen jefe, no perdía nada de vista, por lo que lo encontré en el patio del hospital (sitio donde estaban realizando una feria por el centenario de Hijas de Galicia), y hasta donde me guió su secretaria. Lo primero que me dijo fue que le preguntara a los trabajadores y pacientes cuánto quisiera, iniciando así un largo recorrido por varias áreas del hospital, tras lo cual, finalmente, pude entrevistarle.

Muchas fueron las opiniones que recibí, tanto de pacientes, como del personal de la institución hospitalaria, las cuales tendrán un espacio en posteriores trabajos. Ahora nos centraremos en lo expresado por el Doctor Cordoví durante los casi 17 minutos que duró, no la entrevista, sino, como prefiero llamarle, la conversación que, cual viejos conocidos, sostuvimos.

Con poco más de un mes al frente de Hijas de Galicia, a dónde llegó el 6 de diciembre de 2023, Cordoví González nos explicó que la plantilla de esa institución médica supera los 600 trabajadores y que pese a la cantidad de médicos con que cuentan "no cubren bien, bien la expectativa de todo lo que necesitamos, sin embargo, se puede hacer el trabajo que se realiza en el hospital. De igual forma, conocimos que, a partir de la nueva política salarial que se está implementando desde enero, se ha ido reincorporando personal al hospital.

Dentro de las acciones que se han concretado, se encuentra la de la lavandería, sitio que en la actualidad se encuentra funcionando sin ningún tipo de problema. La creación del laboratorio clínico central del hospital, en un local con mayor amplitud y mejores condiciones, está entre las acciones a concluir en el presente año.

Otras que están en vías de dar inicio son las operaciones de mamá, estando ya planificada la primera, la cual tendrá lugar una vez se reincorpore de sus vacaciones la doctora especialista mastóloga. En cuanto a las cirugías de mínimo acceso, al contar con todas las condiciones necesarias para ello, se tiene planificado comenzar a brindar ese servicio a partir de febrero.

El banco de leche materna, el cual se mantiene funcionando, se encuentra entre las acciones de mantenimiento constructivo que tiene planificado el hospital para este año, deforma que tenga la belleza que ese lugar lleva. También está en planes la terminación de la sala de ginecología, la cual se encuentra en la actualidad cerrada por estar en mantenimiento constructivo, así como la culminación del bloque docente.

Doctor Cordoví. Foto: Oscar Alvarez Delgado

¿Plan por el centenario?

-Más que un plan, el programa por los 100 años es un pretexto para hacer cosas. Los 100 años es un año entero que empieza este 24 de enero,y culmina el 24 de enero del año próximo. Hay conferencias, ferias, actos culturales y de reconocimientos a los mejores trabajadores, pero el colofón es hacer las cosas bien hechas todos los días.

¿Principal reto?

-Lograr, con el esfuerzo, el sacrificio, y el trabajo duro de todos, bajar la mortalidad infantil de 3. Este hospital define La Habana y define Cuba, porque es el hospital materno puro, que más partos tiene en Cuba. Por lo tanto, si terminamos por debajo de 3, ayudamos al país que tenga menos de cinco, y creo que, objetivamente, sí se puede.

Protocolo de casos graves, ¿puede hablarnos un poco al respecto?

-Ese es un protocolo que está pre establecido en Cuba, dónde se dice que ante un hecho donde la paciente pueda estar, o alguien piense que la paciente pueda estar en riesgo de su vida, el protocolo se activa y a la paciente la ven los especialistas de más experiencia en el hospital, el personal con más visión, con más preparación.

Acerca de la relación paciente-medico, Cordoví refirió que "Desde que llegamos a la dirección del hospital hemos insistido que antes de ser buen médico antes de tener mucho conocimiento, antes de estar bien preparados, lo primero que hay que ser es buena persona. Si usted no es buena persona, buen ser humano, usted no puede ser buen médico, porque poniéndole la mano en el hombro a aquel que le duele algo, poniéndole el brazo por arriba a aquellos que están más desprotegidos, entonces podemos hablar después de buen médico".

Foto: Oscar Alvarez Delgado

"Nosotros insistimos que lo más importante de sanar no es un útero, no sacar un niño, es el alma. Cuando sanas el alma, todo lo demás está sano. La gente tiene que entender que el médico sea no solo el que lo ve, sino el que lo cura, hasta sentimentalmente. Creo que eso es lo que hace falta. Dónde quiera que haya un médico tiene que estar presto a sanar el alma, y después todo lo demás. Hay que hablar con las personas, pasarles la mano, preocuparse: ser médicos, eso es lo que quería Fidel".

Cómo casi todos los médicos, el doctor Cordoví tiene casos que le tocan las fibras del alma con mayor fuerza. al indagar al respecto comentó que "el último caso que operamos. Es una paciente que muere su niña en el brote pasado. Forzosamente, en todos los hospitales del mundo, dónde hay pacientes, hay brotes. La paciente tenía mucho miedo. Sentía que si volvía a suceder algo, ya no por brotes, si no por otra cosa, era una paciente que termina en un estado psicólogico muy difícil, y nos dimos a la tarea de seguir el caso y, felizmente, ella ya está en la casa con su bebé".

"Ese fue un caso muy lindo. Yo creo que los médicos estamos llamados a darle felicidad a la gente, no problemas".

El cierre de la conversación no podía ser mejor. Me despido del Doctor Cordoví y su secretaria, fiel guía durante mi recorrido por el hospital. Llevo conmigo la sensación de que está centenaria señora, aún tiene muchas sonrisas que regalarles a los cubanos.

Servicio de ultrasonido. Foto: Oscar Alvarez Delgado
Cocina principal. Foto: Oscar Alvarez Delgado
Personal de esterilización, fundamental en los servicios médicos. Foto: Oscar Alvarez Delgado
Foto: Oscar Alvarez Delgado

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