Foto: María Elena Diosdado

A pesar de los escasos recursos materiales y el mancomunado esfuerzo de los trabajadores de Servicios Comunales por mantener áreas verdes, parques y calles capitalinas libres de desechos sólidos y particularmente de microvertederos, la situación aún dista mucho de alcanzar el objetivo de sustentar la higiene y limpieza requerida.

Por estos días hemos observado que además de la batalla contra ese flagelo, que precisa de ser combatido eficazmente por lo que representa para la salud y tranquilidad ciudadana, se suscitan también actos vandálicos y de indisciplina social en parques concebidos como áreas de estar para las familias en las comunidades.

Luego de la recogida de la basura y el barrido de calles por parte de los compañeros encargados de esos servicios proliferan acciones negligentes e irresponsables de personas que ubican desperdicios fuera de los contenedores designados para esa recepción, (a veces sin estar estos abarrotados), sencillamente dejan sus bolsas de desechos en esquinas, debajo de árboles, o en el centro de plazoletas de parques.
A eso se suman en ocasiones la ubicación en lugares inapropiados de escombros o residuales de construcciones lo cual agudiza la problemática, fundamentalmente para quienes ahí residen y también para aquellos que ejecutan las tareas de saneamiento en la zona.

Foto: María Elena Diosdado

La población está consciente de los limitados medios materiales y financieros con que cuenta el país lo cual ha sido recrudecido con las más de 243 medidas dictaminadas por la administración estadounidense de Donald Trump contra la Isla y mantenidas por el actual presidente Joe Biden. Sin embargo, existe un amplio movimiento de innovadores en desarrollo a lo largo y ancho del territorio orientados esencialmente a la disminución de importaciones, buscar nuevos renglones exportables y reactivar la industria nacional. Todo ello en complementariedad con entidades, organizaciones y profesionales y técnicos de los municipios y provincias lo cual puede seguir contribuyendo también a la solución de buena parte de esta situación que además de incidir en enfermedades que pueden generarse en esta etapa veraniega con altas temperaturas, golpea la imagen de las comunidades.

Ciertamente hay lugares en que es insuficiente la cantidad de recolectores destinados a los desechos, aunque algunos de ellos han sido también destruidos por personas inescrupulosas para extraer sus ruedas.

Sobre esto los factores correspondientes deben continuar efectuando estudios al respecto que puedan minimizar las consecuencias en la higienización de los barrios.

Así mismo existen parques que han sido remodelados en más de una ocasión invirtiendo importantes recursos en su reparación, acondicionado áreas infantiles para el disfrute de los pequeños del barrio y vuelven a ser víctimas de vandalismo e indisciplina social notándose actualmente un deterioro significativo en elementos ornamentales, bancos, muros que delimitan espacios para los niños, afectándose además la estancia en estos sitios de las familias y demás visitantes que utilizan también el servicio de Wiffi. Un ejemplo representativo de ello es el emblemático Parque Piñera (y no es el único) el cual además de la desaparición de sus lámparas que ofrecían luz y belleza, puede apreciarse cada vez menos puntos para sentarse los ciudadanos ante la extracción de bancos en su contorno.

Foto: María Elena Diosdado

Y resulta lamentable que mientras los trabajadores de Comunales sostienen el barrido diario y tratan por todas las vías posibles recoger los desperdicios se produzcan hechos delictivos que conspiran contra la imagen y la satisfacción de necesidades de los habitantes de las zonas donde están enclavadas estas áreas de estar, concebidas para el disfrute y descanso de nuestros compatriotas.

En otras ocasiones se ha retomado el otrora rol de los guardaparques, varios colegas también han reflexionado al respecto. Es cierto que los presupuestos no abundan, pero a la postre la inversión que precisa la recuperación de estos lugares quizás sea mayor y reiterada en el tiempo.
Hay que reforzar el trabajo en las escuelas, concienciar a los menores del hogar, pero también a través de las organizaciones de masas y centros de labor a los adultos en la necesidad de salvaguardar el medio ambiente, la higiene e imagen colectiva que significa contar con un barrio protegido, con áreas verdes atractivas, y limpieza en su entorno.

De igual manera, se precisa de erradicar también salideros y zanjas en las calles las cuales todavía subsisten, algunos causados por actos irresponsables, otros debido a determinados arreglos e inversiones en obras socio-económicas que de dilatarse en tiempo pueden ser objeto de criaderos de mosquitos los cuales deben ser siempre subsanados con la inmediatez que estos hechos precisan. Y con las precipitaciones de estos días se convierten en fuente de vectores en las localidades, de ahí lo indispensable de trabajar todos unidos y con eficacia, por el bienestar de la comunidad y sociedad en su conjunto.

Foto: María Elena Diosdado

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