Foto: Roly Montalván

En Cuba las mujeres tienen una larga historia de heroísmo y altruismo. Presentes en la manigua redentora y otras campañas por la emancipación de la Patria frente al colonialismo y ante los gobiernos de turno de la seudorepública, serviles a intereses foráneos.

Asimismo, estuvo presente en las batallas en la Sierra Maestra y la clandestinidad hasta alcanzar el triunfo de la Revolución en 1959, conquistando a partir de ese momento un lugar cimero en la sociedad al contribuir con su esfuerzo y sapiencia a la consolidación del proceso de transformaciones políticas, económicas y sociales erigidos desde entonces.

La dignificación de las mujeres en la Isla constituye uno de los logros más significativos de estos más de 60 años. Dejó de ser concebida solo como objeto de placer y ama de casa al incorporarse de manera integral y activa a los programas educativos, culturales, al trabajo socialmente útil y aportar al desarrollo del país, sin descuidar su esencia maternal como taller natural también, forjador de vida.

Un considerable número de ellas ocupan hoy responsabilidades y ejercen profesiones importantes como médicos, arquitectos, ingenieras, diseñadoras, científicas, licenciadas en ciencias jurídicas, historia, periodismo, y en otras decenas de disciplinas del conocimiento.

Igualmente forman parte decisiva del empresariado, están en el Parlamento Cubano desempeñando un rol trascendental en la construcción del modelo de desarrollo en la Mayor de las Antillas.

Y en un contexto tan complejo y difícil como el actual en la Isla y el mundo, (a causa de la crisis global, las guerras y como consecuencia de la COVID-19), las cubanas se agigantan, y además desafían uno de los más brutales crímenes de lesa humanidad que la comunidad internacional haya conocido entre el siglo XX y XXI, con record de duración; el bloqueo económico, comercial y financiero que impuso Estados Unidos, el cual también fue vilmente recrudecido en tiempos de pandemia con más de 240 medidas coercitivas, acompañado de campañas mediáticas de desinformación y prácticas subversivas sin precedentes con el propósito de desarticular y destruir la Revolución.

A pesar de los colosales retos que atraviesa el país, las carencias de productos, medicamentos y otras mercancías, las mujeres en Cuba fogueadas en el sacrificio y los asedios externos, no cesan en su empeño de lograr un mejor porvenir para sus familias y compatriotas. Generan iniciativas, innovaciones, al tiempo que participan en proyectos de investigaciones en diferentes ramas del saber, lo cual ha posibilitado contar con tratamientos, vacunas y medicamentos novedosos contra enfermedades y pandemias que azotan al mundo.

De igual manera, están activas en las nuevas formas de gestión, laboran en grupos empresariales, estatales, como cuentapropistas, cooperativistas, en Mipymes, Unidades Básicas de Producción Agropecuaria, y otras estructuras en ascenso a lo largo y ancho del territorio nacional.

Las encontramos también en decenas de acciones solidarias, como colaboradoras prestando servicios en zonas de ocurrencia de fenómenos naturales, accidentes, u otros flagelos que precisan de apoyo, no solo en su tierra, sino además en otras naciones que lo han requerido.

El heroísmo de las cubanas no tiene fronteras, son altruistas y siempre prestas ayudar a los más necesitados, no ofrecen lo que les sobra, sino comparten lo que tienen, y en estos duros años, ello se ha puesto de manifiesto con mayor ahínco. Están juntos a sus familias y vecinos más unidos que nunca ante cada ardua tarea, asumiendo las complejidades cotidianas que representa la búsqueda de alimentos, medicinas, u otros artículos importantes.

Pero existe consciencia del daño que causa a la población el cerco económico imperial, el cual a pesar del mayoritario rechazo universal, no vislumbra levantarse por el momento. De ahí que las fuerzas productivas de la Isla estén orientadas a la sostenibilidad alimentaria y al incremento de las producciones agrícolas, agropecuarias e industriales, elementos esenciales para la satisfacción de la canasta básica, esa que aún con insuficiencias logra determinados subsidios por parte del Estado, a través de la distribución lo más equitativa posible, y por medio de la tradicional libreta de abastecimiento.

El pueblo cubano está orgulloso del accionar de sus mujeres. Son continuadoras de la estirpe de las Marianas, de Celia, Vilma, Haydee, Melba, Lydia, Clodomira, y muchas otras que han dedicado sus vidas a servir a la Patria.