
Hace unos días una colega periodista comentaba en sus estados de redes sociales sobre una experiencia negativa que le sucedió en un bar al que salió con amistades. La historia relataba lo desagradable que se ha vuelto en algunos espacios acceder a un poco de diversión luego de una intensa semana de trabajo. Muchos de los centros nocturnos privados que hoy ostentan de popularidad entre los más jóvenes, van adoptando políticas clasistas, excluyentes y en algunos casos racistas bajo la bandera de: derecho de admisión. Sin hablar de la subida absurda de los precios. Pero mi reflexión apunta a otro lado, y es la respuesta que algunas personas dieron a este reclamo. Lejos de enfocarse en lo preocupante y crítico de las circunstancias, los primeros comentarios buscaban su enjuiciamiento por usar en sus redes sociales palabras de tono más popular como la polémica en cuestión: perreo.
Si alguno de los lectores desconoce el significado de la misma, aclaro que se refiere al acto de bailar al ritmo de sonoridades contemporáneas tales como el reguetón. El argumento para la represalia fue que un profesional del periodismo no debía usar tales términos y así una serie de señalamientos sobre lo que debe
ser y está correcto.
Para algunos las redes sociales son un espacio para compartir con sus amigos o seguidores, bajo las condiciones de naturalidad o impostura que decida, para otros también es una herramienta de trabajo, lo cual no quita la necesaria veta humana que marca la diferencia y nos refiere que es un ser pensante y con sentimientos quien postea.
También es muy válido ser siempre, antes que parecer o falsear algo que no somos, dentro de los límites del respeto a la privacidad propia y ajena. No soy partidario de la vulgaridad ni la simpleza de lenguaje pero sí de la originalidad y lo identitario que nos hace cubanos, hoy, a finales del año 2022. Por eso antes de realizar cualquier juicio a lo que otros publican, primero pretendo revisarme y tener claro hasta donde mi criterio puede aportar un punto válido y certero.
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Correcto. Extraño poder ir a Las Cañitas y tomarme un Martini por 1.75 pesos mientras esperaba que me avisaran para pelearme con los mejores peluqueros de Cuba, o el Conejito igual comer algo y tomar un vaso de vino por poco menos de 20 pesos.... En fin....entonces solo ganaba 198.00 pesos.
Una mesa de 4 en 2:45 :40000 cup INALCANZABLE