Foto: Roberto Suárez

En cada comunidad del país puede constatarse preocupación ante el aumento de los casos de contagios y fallecimientos debido a la diseminación de la pandemia de la COVID-19.

A pesar de los ingentes esfuerzos, la profesionalidad y labor altruista de científicos, médicos, enfermeros, y demás personal sanitario y de logística, imbuido en esta loable misión de salvar vidas humanas, el virus ha seguido expandiéndose, resultando ser muy nocivo para todos los segmentos poblacionales.

De ahí que en la Mayor de las Antillas los centros científicos creados por la Revolución a lo largo y ancho del territorio no cesan en su empeño de continuar desarrollando tratamientos efectivos y de aplicación inmediata. De igual forma se trabaja incesantemente en la aplicación de vacunas y ensayos clínicos con otros candidatos vacunales, sumando más de 4 millones de dosis las aplicadas a manera de intervención sanitaria, y emergencia en varias provincias.

Además, está previsto en el transcurso del año inmunizar con las vacunas cubanas a todos los ciudadanos, incluyendo a los infantes y adolescentes.

Esta pandemia global hoy presenta nuevas cepas como Delta, la cual ha resultado ser más contagiosa y letal, precisando entonces de nuevos protocolos, un mayor número de acciones sanitarias, aislamientos, y medicamentos que potencien su erradicación.

Para lograr controlar la dispersión que actualmente alcanza el virus se impone mayor responsabilidad individual y colectiva por parte de los ciudadanos y la sociedad en su conjunto. En centros de trabajo y comunidades deben seguir cumplimentándose las disposiciones establecidas por las autoridades de Salud, el Gobierno, las organizaciones de masas y políticas en cada localidad.

En La Habana se vienen redoblando las disposiciones emitidas, mantener el distanciamiento social, el uso obligatorio del nasobuco fuera del hogar, evitar las actividades que coadyuven a aglomeración de personas, y en el caso de las colas que se realizan para adquirir productos básicos alimenticios sustentar con mejor organización los espacios requeridos, -más de un metro entre las personas-, como está indicado.

Así mismo se recomienda salir estrictamente lo necesario a la calle, y nunca en los horarios de 9:00 p.m. a 5:00 a.m., tiempo donde solo pueden circular, autorizados, quienes efectúan labores imprescindibles.

El uso del hipoclorito de sodio o alcoholes que contengan el adecuado porciento para desinfección deben ser empleados de manera sistemática en entidades estatales, escuelas, cooperativas, negocios particulares o de cuentapropistas, enfatizando la higiene en todos los casos, particularmente en lugares que expenden alimentos.

Contribuir con el esfuerzo que realizan los trabajadores del sector de la Salud, transporte, medios de comunicación local y nacional, así como asistiendo en lo que sea preciso, a quienes desde su trinchera de investigación científica no escatiman tiempo ni energía por lograr obtener novedosos productos orientados a curar varios padecimientos.

Igualmente en la Capital los factores del Gobierno y la dirección de Servicios Comunales, en conjunto con otros organismos de la Administración Central del Estado laboran ininterrumpidamente en el saneamiento de la ciudad, la poda de árboles, revisión del sistema energético, y en otros aspectos prioritarios que tributan a la limpieza y protección de los habitantes.

Esta temporada ciclónica que recién tuvo su expresión inicial con el paso de la tormenta tropical Elsa se avizora muy activa para lo cual la población y los factores competentes deben estar alertas, más aún en este contexto de pandemia.

¡Cuidémonos y ayudemos a salvaguardar lo más preciado, la vida humana!

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