La adquisición de productos esenciales que venden la red de tiendas Panamericanas y Caribe, en La Habana, precisa de un mayor control de las entidades comercializadoras para responder a la demanda de la población, en tiempos de pandemia.

Las gerencias de las tiendas Panamericana y Caribe, deben poner en práctica una dinámica de comercialización de productos de alta demanda, como los cárnicos (pollo, fundamentalmente), aceites y de aseo, en correspondencia con el comportamiento de la creciente demanda que se observa en las extensas colas en estas instalaciones para evitar la aglomeración que pudiera generar incrementos de contagios con la Covid-19 y ponga en riesgo la vida de sus trabajadores.

A pesar de los constantes llamados al aislamiento social por parte de las autoridades sanitarias, del Consejo de Defensa Provincial de La Habana, y el Gobierno, el número de contagios, -aunque debidamente controlados-, en la capital, continúa creciendo. De ahí que, por la magnitud de las colas, consideramos acertado realizar nuevos análisis y medidas para lograr una mejor colocación de la venta, y evitar la excesiva aglomeración de público, durante horas de permanencia a la espera de entrar a las tiendas, en momentos alcanzamos la curva más favorable del proceso del coronavirus, lo cual no puede conllevar a descuidos o demasiada confianza en el actual indicador. Sin dudas es compleja encontrar la solución de la forma de venta de estos productos y tampoco existe una estabilidad en los mercados de cada uno de los renglones más demandados. Por ejemplo, en un determinado día puede estar presente en una unidad estipulada la oferta de jabón y pasta dental, y otro momento o establecimiento, el pollo, detergente, o el papel sanitario.

Esa es una realidad que a todos golpea, a pesar de que hay comprensión y conciencia ciudadana de los vaivenes del mercado externo e interno. Se conoce que ambos son víctimas del comportamiento del férreo y genocida bloqueo económico impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, nación que nos obliga a duplicar el precio de los productos adquiridos en el mercado internacional, de las materias primas para mantener producciones industriales de medicamentos y alimentos, por ejemplo, así como del combustible, cada vez más caro y censurado a la Isla por disposiciones emitidas desde la Casa Blanca, asedio que extiende sus tentáculos a bancos, empresas, y también a otros gobiernos del mundo.

Ante hechos tan objetivos como estos se impone mayor nivel organizativo en el sensible frente de los alimentos. La canasta básica -que se expende en la red de bodegas para productos normados- es ampliamente subsidiada en precios por el Estado cubano que ha incrementado líneas de productos, algunos a precios diferenciados y cuales se compraban antes en tiendas de productos industriales liberados, acercándolos al barrio con mayor acceso por parte de la comunidad. Un buen ejemplo.

Está claro y existe comprensión de que no es posible incorporar todo lo requerido a la libreta de abastecimiento, tampoco las producciones e importaciones que se precisarían para llegar equitativamente a los casi 12 millones de ciudadanos del país, sería la variable más económica, de ahí el llamado del Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a incrementar las producciones agropecuarias desde el nivel de entidades estatales, hasta de la agricultura urbana, suburbana con énfasis en el aprovechamiento de las cosechas por la industria conservera local.

Quizás la creatividad de los cubanos permita encontrar la mejor fórmula para lograr distribuir o vender las líneas de productos más demandados y tal vez, llegar a la sostenibilidad de la producción de carne de cerdo con destino a los agromercados.

IMPEDIR ILEGALIDADES

En algunos municipios como Regla y Guanabacoa surgen experiencias y practicas novedosas que limitan la participación de los revendedores y acaparadores de productos en las colas, quienes más perjudican la fluidez de los servicios en los establecimientos.

Así mismo pueden seguir revisándose los horarios de venta, quizás también a nivel de puntos de venta de la localidad o municipio. El posible control del número de consumidor que aparece en la libreta de abastecimiento en coincidencia con uno del carné de identidad, de algún miembro del núcleo encargado de efectuar la compra, aunque esta sea liberada, podría ser una opción. Y ello no necesariamente tendría que ser aplicado a todos los artículos, solo a los que luego de un estudio o análisis exhaustivo se determine los que traen consigo mayor demanda y colas excesivas.

Pienso que el factor psicológico está también presente en esta situación de enfrentamiento al coronavirus Covid-19, por cuanto no puede precisarse el tiempo de duración de la pandemia, elemento este que trae consecuencias en el comportamiento social de las personas, al circunscribirse este contexto a la búsqueda de alimentos y productos higiénico-sanitarios, ante la permanencia en el hogar de un mayor número de familiares.

No obstante, lo que hoy se impone es Quedarse en Casa, preservar la Salud, cumplir con todas las medidas orientadas para evitar los contagios, lavado frecuente de las manos y el uso del nasobuco, si es imprescindible salir.

Esta es la manera más eficaz de contribuir, solidariamente, con los aguerridos y valientes hombres y mujeres del sistema de salud y otras entidades de apoyo, quienes a riesgo de sus vidas están en la primera trinchera de combate a la COVID-19, letal virus que tanto daño sigue ocasionando en el mundo y que en nuestra Patria a causado también mucho pesar por los enfermos y fallecidos que este flagelo ocasiona. ¡Cuidémonos todos!