Mucho de los recursos lúdicos y educativos son necesarios para realizar una televisión acertada y coherente a nuestro tiempo. Dicho fenómeno se puede observar desde el enfoque positivo y dialógico de las telenovelas brasileñas, o las series de moda, donde los personajes aprenden a ser mejores seres humanos mediante las vivencias y peripecias que enfrentan (Juego de tronos, Sol naciente…). Incluso logran influir en el pensamiento cívico y en casos penosos, buscan manipular la opinión pública para fines políticos o monetarios.
Hoy nuestros canales, artistas y comunicadores luchan por entender bien y rápido cómo funciona el mundo, exploran formas para dialogar con sus públicos, mezclar entretenimiento y sabiduría en una formula aún para muchos, desconocida.
Así también los realitys que nos acercan a la Cultura desde la raíz y esencia de la danza, la música o los juegos (Sonando en Cuba, Bailando en Cuba y la Colmena Tv), introducen códigos para asumir de una manera más consciente nuestra identidad.
Hace ya dos fines de semana que la gustada, paradójica y estelar serie Tras la huella tiene como preludio una presentación que a muchos ha dejado con la boca abierta. Primero, porque dicho espacio no necesita explicación o distensión. Los televidentes promedio en nuestra Isla cuentan con la cultura y preparación para dialogar como lo han hecho hasta el momento con el mencionado producto audiovisual, así sucedió con sus antecesores. Segundo es la manera poco original, previsible y vetusta que todavía converge en algunos programas de la pequeña pantalla, que lejos de tomar el hilo o convencer, deja un terrible sabor a manipulación barata.
Si bien queda camino por recorrer en el perfeccionamiento de las técnicas comunicativas, incluso dentro del mismo Tras la huella, lastra el tono efectista que muchas veces llega a parecer ciencia ficción comparado con la diaria realidad. Luego está la calidad en las actuaciones secundarias que en muchas ocasiones quedan en niveles más bajos incluso que las figuraciones. Personalmente extraño las construcciones psicológicas de los personajes principales humanos, con problemas, defectos y obvias heroicidades.
En general la propuesta gana dramatúrgicamente en el cómo se desarrollan las circunstancias problémicas, incluso en los depurados procesos de solución de los delitos (una de las partes que más disfruto).
Vale mucho replantearnos la manera en que nuestras audiencias reciben hoy estos productos. Es importante no subvalorar a los televidentes y regodearnos en lógicas pequeñas. Espero entonces me sorprenda la falta de dicho preámbulo innecesario y que cada vez logremos encontrarnos reflejados en la pantalla.
Miguel, buenas tardes, no estoy de acuerdo con los comentarios que realizaste en relación al programa "Tras la Huella", el cual es uno de los de más audiencia en nuestra televisión, ese "prelidio" al que haces referencia, constituye una forma de estimular el trabajo de muchos héroes anónimos, además es una forma de hacer más creible los hechos que se narran, no perder de vista que el programa es educativo, cumple una función profiáctica y es una herramienta en el enfrentamiento al flajelo del delito, que tanto daño hace a nuestra sociedad, de la que usted forma parte.
Es cierto que la programación cubana siempre debe llevar un mensaje educativo,pero creo innecesario esa introducción dada al seriado Tras la huella.El televidente cubano, tiene una amplia información en casi todas las materias,algo que nos caracteriza,pero creo contraproducente este nuevo método que choca con la ansiedad de los que esperamos cada capítulo. No hay que exagerar,a buen entendedor con pocas palabras basta.Al final de cada programa se explica qué medidas se aplicaron,por tanto la introducción está demás.
Sin dejar de reconocer los problemas técnicos que han salido al aire en el espacio "Más Allá del Delito" antes de la serie policiaca Tras La Huella, considero que resulta interesante su incursión, teniendo en cuenta que el Minint, ha encontrado una nueva forma de comunicarse con la población, y no precisamente a través de un dramatizado. Hasta lo que he podido entender, este espacio no pretende contar la historia ni la trama como lo hacen otros programas especializados de cine, sino, abordar asuntos de interés para la población. Por ejemplo, el último domingo, se abordaron temas como la transculturación del delito, la asociación para delinquir y otros...además de las cuestiones del Código Penal y los impactos que tiene para todos. Creo, además, que puede o no estar antes de Tras La Huella, pero el hecho que se reconozcan a los verdaderos oficiales, que ellos mismos cuenten su vivencia, le ofrece a Tras La Huella, un valor agregado. Incluso, tengo vecinos que ahora siguen al policiaco, y les agrada su antesala en este verano. La mal llamada manipulación que mencionas, existe también en todos los programas que ponías como ejemplo (Juego de Tronos…y otros), que, para mí, está presente la comunicación política. Pero incluso viéndolo en la generalidad, tanto Tras La Huella como el espacio que le antecede, tienen una dosis de comunicación política porque representan el mensaje de una institución militar en Cuba, pero no deja de ser cierto, que ambos son un acercamiento con su público. Por otra parte, coincido contigo en que toda obra es perfectible y es válida tu crítica, pero creo que pudiste reconocer también las luces que tienen ambos espacios, que son uno solo. Y también me sumo a lo que dice Consuelo: "es una forma de hacer más creible los hechos que se narran, no perder de vista que el programa es educativo, cumple una función profiáctica y es una herramienta en el enfrentamiento al flajelo del delito, que tanto daño hace a nuestra sociedad, de la que usted forma parte".
De acuerdo con ud,esa introducción es innecesaria y fuera d lugar
SERAN CRITICADAS, PERO A MI ME GUSTAN Y ME ENTRETENGO MUCHO