La absurda decisión de dejar de invitar a la “Cumbre de las Américas” a naciones latinoamericanas que precisamente cuentan con amplio historial de solidaridad con países del hemisferio, aleja cualquier posibilidad de unidad e integración regional, propósito esencial del gobierno dictatorial presente hoy en la Casa Blanca que impone sus designios a otros Estados soberanos, quebrando su autodeterminación e independencia.
Este encuentro será similar a las reuniones de la OEA con el supervisor al frente, los Estados Unidos, ahondando más, (aunque de forma edulcorada y disfrazada con falacias, en cuestiones migratorias, arancelarias y de interés económico imperial), para profundizar la brecha entre pobres y ricos.
Muy lamentable resulta que Republica Dominicana, sede de dicho evento a celebrarse del 1ro al 5 de diciembre próximo en Punta Cana, haya decidido, en complacencia con Washington, excluir, no solo a Cuba, sino además a Venezuela y Nicaragua. ¿A qué se teme en esa Cumbre?
Solo es comprensible cuando no se quiere escuchar en dicho evento la verdad de los pueblos asediados, bloqueados, amenazados y cuales buscan su desarrollo socio-económico diferente a Norteamérica, lo que incluye un sistema de justicia social más apropiado para sus ciudadanos.
En un contexto de agresividad y vulneración del derecho internacional con el genocidio a Gaza por parte de Israel en contubernio con la administración de Donald Trump, y la presencia injerencista de EE.UU. en aguas del Caribe, resulta vergonzoso esas exclusiones de países que precisan estar representados y alzar su voz por sus pueblos. Pero también hablarían por los siempre excluidos del desarrollo y derecho a la vida que todavía abundan en el continente y en el mundo.
El Cónclave aún sin comenzar, está llamado al fracaso, pues la declaración de Zona de Paz de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, peligra, ante acciones disparatadas y divisionistas como las que actualmente están en proceso en esa denominada “Cumbre de las Américas” o “Cumbre de la Exclusión”.
Hay gobernantes que intentan olvidar, cómo sus países han sido intervenidos militarmente y dejado secuelas y muertes, precisamente por parte del autoproclamado “gendarme universal”, que no ceja en su empeño maquiavélico, engañoso, de presionar y chantajear a quienes le desobedecen, el mismo que decide quien asiste o no, a Punta Cana. Y nada, absolutamente nada, justifica la ausencia de naciones hermanas de Latinoamérica y el Caribe.
Pero los pueblos son sabios y no olvidan jamás a sus agresores, y siempre tienen la última palabra para repudiar las ignominias. La unidad e integración real la gestan los hombres dignos, libres, y no los gobernantes serviles que todavía en pleno siglo XXI, pululan por América.

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