La administración que preside Benjamin Netanyahu en Israel se ha convertido en el mayor peligro para la paz en la región del Oriente Medio. Ahora agrede en Qatar como vulgar delincuente a edificios de la ciudad con pretexto de atacar a dirigentes de Hamás, como si ese país no fuese soberano e independiente. Sus acciones vulneran el derecho internacional y autodeterminación de otras naciones.
Resulta demencial atacar a cualquier persona en territorio de otro país, sea cual fuese sus orígenes e ideología. Nadie tiene la facultad ni autoridad para atacar inmuebles de otro pueblo que no esté en guerra declarada contra el agresor.
Con esa abominable estrategia de Tel Aviv en su desesperado afán de acabar con Hamás y también con todo lo que huela a palestino y hasta árabe, el actual nazifascista con disfraz de defensor del gran Israel, asesina, invade, quebranta postulados y acuerdos de la Organización de las Naciones Unidas y viola soberanías.
El hecho es tan grave como lo es la destrucción y los miles de muertes ocasionadas en Gaza por ese invasor, el mismo que mata de hambre y enfermedades a bebés, niños, ancianos, y población civil en general. También es el gobierno que asesina periodistas, médicos, personal sanitario y además amenaza y agrede a la Flotilla Humanitaria que lleva ayuda de supervivencia al sufrido y expoliado pueblo palestino del enclave, al que han privado de escuelas para sus infantes, de servicios básicos de salud y alimentación, y lo obligan al destierro de sus tierras.
La barbarie debe cesar, la comunidad mundial sigue mostrando desprecio y repudio contundente a esas estrategias de exterminio, pero también a sus cómplices que por prebendas geopolíticas y económicas silencian el genocidio, algo insólito en esta centuria de civilización.
La inmoralidad y falta de principios éticos y humanos llega al extremo con el actuar del ejército israelí que ha proclamado el desalojo inmediato de todos los barrios de la ciudad de Gaza. Los gendarmes de la muerte se apoderan de tierras que no les pertenece.
Nada justifica el alrededor de dos años de asedio criminal e intervencionismo de Israel y los sistemáticos abusos y víctimas provocadas en campamentos de Cisjordania y otros de procedencia palestina.
Basta de impunidad ante los crímenes de lesa humanidad, se aproximará el mundo a una conflagración de proporciones ilimitadas y letales, si los genocidas -como otrora Hitler y sus secuaces- no frenan.
Según publicaciones internacionales como El País, el acto criminal en Qatar fue reconocido por el portavoz en árabe del ejército israelí, Avichay Adraee, quien informó de una operación coordinada entre las fuerzas aéreas de Israel y las agencias de inteligencia de ese país. Pero de igual manera se añade que el Ministerio de Exteriores catarí, Majed al Ansari, confirmó el ataque contra varios miembros de la oficina política del movimiento Hamás en Doha, y ha planteado una investigación por la vulneración de leyes internacionales.
Si Estados Unidos y países de la Unión Europea y el resto de naciones del mundo no muestran decisión y firmeza de censura a la barbarie israelí, y silencian el genocidio, sus pueblos que ya despiertan ante la ignominia, tendrán en cuenta y lo refrendarán en la historia, la complicidad de sus gobiernos con estos sucesos que laceran dignidad y degradan condición humana.
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