La situación en Gaza es insostenible para su población ante los reiterados crímenes cometidos por parte del ejército de Israel que llega al 30 de mayo de 2024 con alrededor de 36.050 personas asesinadas con bombardeos indiscriminados e incursiones armadas desde el pasado 7 de octubre, según el Ministerio de Salud Palestino. Y a ello se suman unos 81.026 heridos, más el número de miembros de UNRWA, (víctimas también de las acciones del régimen de Benjamín Netanyahu) que llega a 192 en el período.
Resulta degradante de la condición humana apoyar masacres como las que han acontecido y continúan contra la población palestina, (con particular énfasis en la Franja de Gaza y campamentos de refugiados en los cuales han pérdido la vida miles de mujeres, ancianos y niños), genocidio inimaginable en esta era de civilización humana y de rememoración histórica, cada año, del holocausto causado por el nazifascismo, en el siglo XX.
Precisamente UNRWA España publicó un informe de actualidad sobre los refugiados de Palestina con fecha 29 de mayo en el cual detalla las consecuencias de los continuos ataques de fuerzas israelíes a través de bombardeos aéreos, terrestres y marítimos en toda la Franja de Gaza de forma despiadada. Esas acciones han sido particularmente salvajes en zonas del sur y el este de Rafah, lo cual ha traído consigo desplazamientos y profunda destrucción en infraestructura, no solo residencial, sino también civil que podría al menos haber garantizado un mínimo de supervivencia, condiciones indispensables para la vida en cualquier país del mundo.
Han atacado brutalmente campamentos de refugiados, incluso muy cercanos a ubicaciones de UNRWA en Rafah, y siguen creciendo las víctimas de personas por agresiones además, a campamentos de desplazados internos ubicados fuera de las zonas de evacuación prescritas por Tel Aviv.
No existe voluntad ni sentido de humanidad por parte del gobierno israelí de frenar la ocupación militar y una cruenta guerra que muestra desprecio a derechos humanos, vulnera derechos internacionales, irrespeta la demanda de la inmensa mayoría de los países de las Naciones Unidas, así como de la Corte Internacional de Justicia, a la vez que denota carencia de sensibilidad ante la vida de personas inocentes. Entre sus víctimas están bebés, mujeres embarazadas, niños y otros segmentos de población solo dedicados a trabajar, producir y servir a su pueblo, estudiar, ser ama de casa o ancianos, muchos de los cuales han sido vilmente asesinados por la metralla invasora.
A ello se añaden además, las graves condiciones de déficit de agua potable a causa de daños en instalaciones de producción del preciado líquido, así como la destrucción o inoperancia ante los bombardeos israelíes de plantas de tratamiento, pozos y estaciones de bombeo. Ello ha sido denunciado por UNICEF y otras agencias y medios de comunicación internacionales los que señalan cómo esa ocupación afecta considerablemente también las posibilidades de las agencias de ayuda humanitaria que ven limitadas y obstruidas sus funciones y capacidad de personal en la zona por la inseguridad y agresividad de la operación de Tel Aviv.
A pesar de la barbarie que se percibe en esa región de Gaza y campamentos de refugiados palestinos, entre ellos la población en Cisjordania, resulta decisiva la movilización mundial ante la gravedad y crueldad de los hechos. Las actividades de ayuda social, nutricionales, de salud y educativas sufren el ensañamiento de las tropas interventoras en esas tierras palestinas.
La comunidad internacional sigue impactada y rechaza la criminal operación ejecutada por el gobierno de Netanyahu y demanda el fin del conflicto y la instauración oficial del Estado de Palestina en igualdad de derechos que Israel. Ambos pueblos precisan de paz y apostar al desarrollo armónico y sostenible, y no a una cruzada ignominiosa marcada por el odio, la venganza y sed de expansionismo que propugna con creces, la administración actual de Israel.
Ni Estados Unidos, la Unión Europea u otro Estado del orbe pueden mostrarse indiferentes y menos justificar tales sucesos abominables y despreciables de la condición humana.
Basta de apoyar envío de armas a exterminadores de personas inocentes y contribuir a poner fin a más muertes, desaparecidos, incapacitados, encarcelados y ocupación ilegal de tierras.
Es hora de imponer orden y respecto ante las leyes rectoreadas por la Organización de Naciones Unidas, esa es la única manera de evitar conflictos nucleares u otros que pueden desencadenar, no solo la muerte de millones de personas, sino además poner en riesgo la vida del planeta. Esta es una realidad que solo los que padecen de ceguera política por desmedidas ambiciones de poder, no acaban de comprender.
Ojalá mañana no sea demasiado tarde para esos que creen que nunca serán objeto de daños ni perjuicios. Con solo analizar la cantidad de armas letales actuales, ojivas nucleares y miles de miles de artefactos concebidos para matar existentes hoy en decenas de países, bastaría para comprender el complejo y gravísimo panorama mundial, en desarrollo.
Por las presentes y futuras generaciones deberá imponerse la paz y convivencia civilizada entre naciones.
Ver además:
Apoyar el genocidio en Gaza es ser cómplice de asesinatos masivos, actos de lesa humanidad