Una vez más el gobierno de Estados Unidos se aísla ante el mundo al mostrar su complicidad y también servilismo al de Tel Aviv presidido por Benjamin Netanyahu, al vetar el derecho del pueblo de Palestina a ser libre e independiente y ubicarse en igualdad de condiciones que Israel de ser miembro oficial de las Naciones Unidas.
La Casa Blanca por satisfacer intereses hegemónicos del lobbies judío pro-Netanyahu pone en riesgo su credibilidad e imagen como denominado “autodefensor de los derechos humanos y la democracia”, ante la comunidad internacional.
Por el contrario, deja claro su posición adversa a la justicia ante el genocidio impuesto por Israel en la Franja de Gaza y las agresiones sistemáticas a esa población en tierras palestinas y campamentos de refugiados aledaños, habilitados para preservar sus vidas.
Resulta una vergüenza ante la humanidad vetar algo tan indispensable para lograr la paz en la región de Oriente Medio y con ello disminuir las tensiones y el peligro de mayor conflicto militar y lo que es peor, nuclear, en el mundo.
De cruel e irracional solo puede ser calificada la actitud de la administración de Joe Biden en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al alejarse de los principios del derecho internacional enarbolados por la ONU con respecto al caso palestino que data de más de 70 años, sin lograr definitiva solución.
Ese accionar de Washington solo incentiva mayor desconfianza hacia sus “propósitos de paz” los cuales dice potenciar, exacerba sentimientos de odio y violencia entre poblaciones vecinas, y al mismo tiempo no contribuye en lo más mínimo, a la estabilidad de la región.
Con el apoyo desmedido a Netanyahu, (que no tiene límites en su sed de expansionismo e intervención de territorios aledaños), se va generando un escenario de guerra prolongada de consecuencias impredecibles y cual puede salpicar a otras zonas en conflicto y al propio Estados Unidos con tropas y bases militares diseminadas por todo el planeta.
De seguro la inmensa mayoría de los ciudadanos estadounidenses tampoco están de acuerdo con el incremento de esa escalada guerrerista que su gobierno promueve, no solo en África y Oriente Medio, también en Europa y Asia. Existen varios frentes de beligerancias abiertos y cualquiera de ellos puede desencadenar una catástrofe mundial.
Las actuales armas de exterminio en masas con empleo de tecnología nuclear e inteligencia artificial pueden contribuir más temprano que tarde a la desaparición del planeta, si Washington continúa echando leña a los fuegos en desarrollo en Ucrania, Gaza, y otros en erupción que siempre tienen detrás el accionar solapado o directo del Complejo Militar Industrial de los Estados Unidos y alguna que otra potencia aliada, irresponsable también con el bienestar de sus pueblos.
Si realmente hay voluntad de alcanzar la paz y el avance sostenido económico y social de la comunidad mundial con propósitos de prosperidad y justicia para todos por igual en esta órbita de vida que representa el planeta Tierra, basta con solucionar a través del diálogo transparente y con la verdad histórica como antecedente, los conflictos en auge. La humanidad lo demanda y merece para las presentes y futuras generaciones.
Ver además:
Apoyar el genocidio en Gaza es ser cómplice de asesinatos masivos, actos de lesa humanidad