El rechazo al bloqueo de Estados Unidos de América contra la Isla es universal. En más de 25 ocasiones ha sido condenado por el plenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Y a pesar del criminal cerco de Washington contra La Habana, a lo cual se ha sumado la actual pandemia global que también le agrede, ¡Cuba vive!

Los habitantes de la Isla se unen a amigos de más de 50 países que, este fin de semana, por avenidas y calles de sus respectivas naciones demandaron, una vez más, el fin del asedio que ya tiene récord de duración, casi 60 años de existencia contra el noble, humano y solidario pueblo de la Mayor de las Antillas.

En las complejas y difíciles condiciones que impone el cerco imperial, la aguerrida Isla lucha por un mejor bienestar, y sustentando la independencia y equidad para sus ciudadanos. Además, está siempre presta a ayudar a los más necesitados, a compartir lo que tiene, (no lo que le sobre) entre otras personas del orbe que sufren flagelos como epidemias y desastres naturales, los cuales siempre han contado con la colaboración de médicos y paramédicos de la nación caribeña.

No solo es inmoral e irracional el bloqueo, es también una ley genocida de los EE.UU. que quebranta los derechos humanos de millones de personas, con prolongación extraterritorial, a la par que limita el acceso de la Isla a medicamentos, alimentos y tecnologías vitales para poder hacer frente a enfermedades y salvar vidas.

Pero los cubanos, que tenemos enraizado el legado de Maceo, Martí, el Che y Fidel, seguimos creciendo ante cada desafío, y venceremos el ignominioso asedio. El pueblo fogueado en los combates, y mancomunadamente con sus científicos y trabajadores de la Salud neutralizará a la letal COVID-19. 

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