El patrocinio del presidente Donald Trump y su administración en Washington al títere golpista y autoproclamado presidente Juan Guaidó, en Venezuela, ha sido un fiasco y un descrédito inmenso para la Casa Blanca.
Trump y sus asesores no tuvieron en cuenta el profundo sentimiento patriótico de los venezolanos. Una vez más erraron recrudeciendo el bloqueo, las medidas coercitivas, apoyando invasiones mercenarias, golpes de Estado, e intentos de asesinato contra dirigentes de ese país, los cuales han sido promovidos con la anuencia del señor Guaidó y otros gobiernos aliados de EE.UU. que vergonzosamente se plegaron, sin valorar el quebranto a los derechos humanos, a la institucionalidad y democracia que esas acciones significan.
Este personaje ha demostrado ser una marioneta al servicio de Estados Unidos. Su rol antipatriótico ha sido rechazado por la inmensa mayoría de su pueblo, y además es objeto de acusaciones de los propios opositores al gobierno bolivariano por fomentar violencia, corrupción y entreguismo al imperio norteamericano, precisamente el que obstaculiza el desarrollo de Venezuela y priva a sus ciudadanos de adquirir alimentos, medicinas, tecnología, y combustible.
Asimismo la ultraderecha que representa Guaidó intenta desesperadamente evitar las elecciones del 6 de diciembre que tienen el propósito de seleccionar a la nueva Asamblea Nacional, que por la Constitución debe regir a partir del próximo año. La anterior en desacato no legisló a favor de sus electores ni tampoco logró medidas económicas y sociales en beneficio de las mayorías, solo se dedicó a orquestar golpes contra la Revolución y el presidente electo legítimamente en las urnas, Nicolás Maduro Moro.
Esa reaccionaria oposición también critica la participación en las elecciones de otros partidos y organizaciones de derecha que forman parte de sus bases, estructuras contrarias al chavismo y a los bolivarianos. Guaidó siguiendo las recetas de sus patrones en Norteamérica trata de boicotear el proceso electoral con consultas paralelas y manifestaciones con participación de sus seguidores.
¿A qué teme el señor Guaidó al no participar en un proceso democrático y popular como el de las del 6 de diciembre en su país? Probablemente a una aplastante derrota para él y sus representantes.
Los venezolanos han sido víctimas del daño causado por las estrategias de terrorismo, desestabilización, sanciones y subversión instrumentadas por esa fracción opositora apadrinada por la Casa Blanca. Guaidó y sus sicarios han potenciado el asedio y robo de recursos económicos- financieros de la Patria.
Pero es el pueblo venezolano quien tendrá la última palabra.
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