Los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, se fundaron el 28 de septiembre de 1960 en un complejo contexto histórico de enfrentamiento al delito y la barbarie orquestada por la contrarrevolución que instrumentaba agresiones con métodos terroristas y operaciones encubiertas coordinadas con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos que desde entonces ya accionaba en pos de destruir el naciente proceso emancipador en Cuba.
La obra de amplio respaldo popular que se erigía ponía fin a décadas de servilismo de gobiernos de turno durante la “era republicana” a Washington, país que veía a la Isla como su traspatio, expoliando sus recursos a través de sus compañías que entonces dominaban los principales renglones económicos de la nación, en detrimento de la mayoritaria de la población cubana que vivía en condiciones muy precarias de insalubridad, analfabetismo y pobreza extrema.

A partir del triunfo revolucionario, ex batistianos junto a tradicionales corruptos, bandidos e integrantes de la burguesía nacional pro norteamericana, iniciaron conspiraciones y acciones de sabotajes en disimiles puntos estratégicos del territorio para dañar el desarrollo de la Revolución, orientada a la búsqueda de justicia social y erradicación de profundas desigualdades, no solo por clase, también por credo y raza.
Y desde los inicios de la victoria popular de enero de 1959 se fueron sistematizando las actividades provocadoras y ofensivas por parte de la Casa Blanca y mercenarios y lacayos que engrosaban la nómina de intereses de la CIA., agencia que montó decenas de operativos y planes de asesinatos contra el máximo líder Fidel Castro y otros dirigentes del pueblo. También implementaron secuestros de pescadores, cometieron crímenes de lesa humanidad contra ciudadanos e instituciones socio-económicas radicadas en la Isla, y también contra representaciones diplomáticas en el exterior.
Ante ese escenario de hostilidad y confrontación contra la nación caribeña, Fidel promovió la creación de los CDR organización de masas en defensa de la Revolución y las conquistas instrumentadas para el pueblo, a través de una democracia participativa con el accionar de obreros y campesinos, antes marginados y explotados. Sector poblacional sin posibilidades de superación para sus hijos y familias que generalmente solo tenían la opción de trabajar para contribuir al sustento de sus hogares, pero sin acceder a niveles apropiados de enseñanza, ni a la propiedad de tierras y viviendas ubicadas en comunidades y bateyes, bajo dominio de hacendados y latifundistas.
El Comandante en Jefe concibió ese día del surgimiento de esta organización de masas como histórico. Y en su impactante y combativo discurso en el otrora Palacio Presidencial expresó: “Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva. Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo."
Además, los CDR se fueron convirtiendo, como vaticinó Fidel, en importante enlace entre las masas y las instituciones del país, aportando al desarrollo social de manera eficiente y en democracia. Han contribuido en cada una de sus localidades con las campañas masivas de vacunación, apoyo a las tareas de Salud ante epidemias, recogida de materias primas, trabajos voluntarios, la inserción al empleo de mujeres y jóvenes, atención a la niñez, a estimular la incorporación al Estudio y el fomento de la cultura, sin descuidar el decisivo rol en la vigilancia revolucionaria, entre muchas otras tareas asumidas a lo largo de estos más de sesenta años.
Así mismo, en el discurso efectuado en el acto clausura del Primer Congreso de los CDR en el XVII aniversario de su Fundación, en la Plaza de la Revolución, el 28 de septiembre de 1977, el máximo líder señalaba: “Si de repente no se contara con los Comités de Defensa de la Revolución, si de repente actuáramos como si no existieran, ¡cuántas tareas hoy fundamentales que esta institución realiza dejarían de realizarse en todos los órdenes, en todos los sentidos!”.
Hoy los CDR se adaptan a los nuevos tiempos, pero su misión sigue siendo tan significativa como antes. La Revolución continúa agredida con nuevas y modernas estrategias de subversión e injerencia por parte de Washington y una mafia lucrativa y extremista que se alimenta de odio y violencia en su nido, Miami, y que vive obcecada con dividir y desestabilizar la tranquilidad ciudadana en la Isla y destruir el proceso y modelo de desarrollo socialista que potencia la Mayor de las Antillas.

La nación caribeña se ve constantemente asediada con más bloqueos, y una férrea persecución financiera por parte del imperio estadounidense el cual se considera gendarme universal, manipulando a su antojo, el empleo del dólar, -moneda de cambio internacional-, penalizando a otros países que inviertan y comercien con Cuba.
A esas agresiones se suman las brutales campañas mediáticas de desinformación y tergiversación de la realidad cubana, con la agudización actual de una crisis energética que tiene como causa esencial, la crudeza del cerco comercial, económico y financiero de la Casa Blanca, y la disparatada subida de precios de productos y artículos básicos en el mercado externo.
Pero los CDR que son parte fundamental del pueblo, apoyan con determinación y patriotismo el sustento de la paz con independencia, respaldando cada una de las medidas de resistencia y avance, no exento de obstáculos, que se implementan en el país para alcanzar la sostenibilidad energética que precisa la población y la sociedad cubana en su conjunto para conquistar su desarrollo.
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