Luego del triunfo de 1959, el gobierno revolucionario de Cuba priorizó la consolidación de un Sistema Nacional de Enseñanza popular, participativo y gratuito para todos los ciudadanos. Y a ese empeño miles de cubanos se sumaron a la Campaña de Alfabetización en 1961 hasta declarar a la Isla Territorio Libre de Analfabetismo, luego de enseñar a leer y escribir a millones de hijos de esta tierra que nunca antes tuvieron esa posibilidad.

En ese proceso se destacó el maestro y poeta Raúl Ferrer Pérez, quien había nacido en Meneses, Yaguajay, el 4 de mayo de 1915. Y luego de ejercer como obrero, dirigente sindical cercano al líder Jesús Menéndez, se prepara de manera autodidacta como maestro, sobresaliendo por su preparación y visión de futuro.

Había comenzado a trabajar en 1937 como maestro rural en una escuelita del batey del central Narcisa en la otrora provincia de Las Villas, y desde entonces desarrolló una imperecedera obra que lo distinguió como poeta-maestro, o viceversa. Entre sus reconocidos poemas se destacan; “Romance de la niña mala”, entre muchos otros.

Igualmente es considerado un pedagogo por excelencia, por ser un maestro muy especial que se sensibilizaba con sus alumnos, quienes en la época de los años 40 y 50 antes de la Revolución Cubana, los que podían lograr estudiar, generalmente asistían a clases descalzos, o no podían acudir al aula por carecer de zapatos, pues era habitual la pobreza extrema de las familias en las zonas rurales.

Esas situaciones dejaron huellas en el maestro, que fue adquiriendo mayor conciencia sobre la necesidad de transformaciones en el país, particularmente en el sistema de enseñanza por el flagelo del analfabetismo enraizado en la “era republicana”.

Durante la tiranía de Fulgencio Batista, por su actitud ante la explotación e injusticias del régimen es acusado en 1954 y luego en 1956, de participar en acciones comunistas (etapa de cacería de brujas, represión anticomunista), y apresado conjuntamente con otros compañeros como Salvador García Agüero, Eduardo Corona, Alfredo Guevara, José Massip, entre otros que entonces compartían sus ideas, quedando fichado en el tenebroso BRAC, dominado por sicarios batistianos.

Con la victoria de la Revolución tuvo la posibilidad de insertarse en el contexto emancipador de la nación, ocupó la responsabilidad de vicecoordinador nacional de la epopeya educacional, y también estuvo, posteriormente, al frente de la Campaña Nacional por la Lectura. Vio en la radicalización del proyecto revolucionario cubano, liderado por Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio con el Ejército Rebelde, la posibilidad de realizar sus sueños como educador y promotor de la vida cultural del país.

Ferrer tuvo entre sus peculiaridades, su profunda vocación martiana a través de la cual contribuyó al desarrollo de programas culturales y educacionales del nuevo proceso inclusivo y participativo que se gestaba, siendo ferviente defensor de la cultura e independencia de la Patria.

Su obra literaria es también un importante legado para las presentes y futuras generaciones, y además de su sentido de patriotismo mostró con humildad su desempeño en cada misión encomendada. Participó en el Congreso Constituyente del Sindicato Nacional de la Enseñanza en noviembre de 1961, donde fue electo Secretario de Organización, y más adelante designado Asesor Nacional de la Educación Obrero-Campesina y, posteriormente, por sus méritos y entrega a la tarea educacional, Viceministro del ramo.

Fue artífice de la campaña por la superación obrero-campesina, la meta del 6to y 9no grado, y continuidad de estudios con oportunidades para todos por igual, sin distinción de clase, raza ni procedencia alguna. Y materializó las ideas del Comandante en Jefe con el lema; “No le decimos al pueblo cree; le decimos; lee”.

Este cubano es recordado por su gran contribución a una de las tareas más nobles y generosas de la Revolución: la alfabetización, el genuino desarrollo de la cultura, la Campaña por la Lectura y la Educación en Cuba. Pero también por su lealtad a Fidel, al proyecto socialista y a su Patria.

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