Una de las páginas gloriosas recogidas en la historia de Cuba es la hazaña realizada por jóvenes del Directorio Revolucionario encabezados por su líder, José Antonio Echeverría, el 13 de marzo de 1957 contra la dictadura sanguinaria de Fulgencio Batista. Este sicario mantuvo a la nación sometida a la expoliación de sus recursos por parte de entes foráneos, y al pueblo bajo un régimen de explotación y discriminación acentuado por clase, raza, y credo.
Durante días un grupo de la juventud universitaria con su principal dirigente al frente, José Antonio, -conocido cariñosamente por sus allegados como Manzanita-, estuvieron organizando una importante acción contra el régimen con el propósito de eliminar a su máximo exponente, Batista. Y a la vez tenían el propósito de demostrar ante la opinión pública nacional e internacional que los cubanos estaban dispuestos a erradicar ese gobierno asumido por un golpista desde 1952, y cual trajo por consecuencia, mayores niveles de desigualdad, pobreza y quebranto de los derechos humanos.
Llegado el momento, ese día 13 de marzo en horas de la tarde, La Habana se estremeció ante la noticia; miembros del DR, asaltaron simultáneamente el entonces Palacio Presidencial, y la emisora Radio Reloj. Los integrantes del movimiento eran en su mayoría estudiantes universitarios y tenían como objetivo esencial, ajusticiar al tirano en su madriguera, y exhortar al pueblo a unirse a la lucha definitiva contra sus opresores.
Desde la Cabina de la radio, Echeverría dio a conocer una Proclama al Pueblo de Cuba, expresando los pormenores del acontecimiento con su propia voz, declaración vibrante de firmeza que fue interrumpida con la salida del aire de la emisora, lo que provocó que el líder fuese precisado abandonar el lugar, y dirigirse a la Universidad como estaba previsto.
Sin embargo, llegando a la Casa de Altos Estudios por la calle 27, Echeverría fue sorprendido por un carro patrullero de los casquitos batistianos que lo interceptan, y enfrentando valientemente a los esbirros, cayó abatido por múltiples disparos. Mientras, los combatientes ubicados en Palacio no lograron su objetivo al ser avisado Batista y refugiarse de inmediato en el piso superior del recinto hacia donde no fue posible llegar los revolucionarios, varios de los cuales fueron asesinados en el intento, por las huestes batistianas allí acantonados.
Aunque la acción militar no obtuvo su propósito, y en ese contexto cayeron heroicos jóvenes como Echeverría y sus compañeros de lucha, sacudió los cimientos de una dictadura que creía ser inquebrantable, e irrigó con sangre noble y sacrificio el camino que continuaron sus compatriotas del Movimiento 26 de Julio y Ejército Rebelde liderados por Fidel Castro hasta erradicar, definitivamente, ese abominable régimen de explotación del hombre por el hombre, con la alborada de Enero de 1959.
José Antonio y todos los patriotas que junto a él cayeron cumpliendo con el llamado de la Patria viven en el corazón de su pueblo. Son símbolo de las presentes y futuras generaciones de jóvenes dispuestos a sustentar la independencia, frente a los intentos de destruir y desarticular la Revolución, proceso emancipador que garantizó la plena soberanía de Cuba.
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