Uno de los actos terroristas más horrendos del pasado siglo lo constituyó el sabotaje al vapor francés La Coubre, en el muelle de La Habana, el 4 de marzo de 1960.
Apenas un año del triunfo de la Revolución ya se acrecentaban las agresiones contra Cuba por parte de elementos contrarrevolucionarios apoyados y financiados por el gobierno de los Estados Unidos, a través de su Agencia Central de Inteligencia, CIA.
En ese contexto, la Isla se vio urgida a reforzar su defensa ante los continuos ataques, sabotajes, y violaciones del espacio aéreo y preparativos de invasión mercenaria. Y precisamente en el barco La Coubre, propiedad de una compañía francés, conocida por Transat, llegaban entonces armamentos adquiridos en Bélgica con destino a la nación caribeña, cuando se produjo el siniestro, una potente explosión en el área del muelle donde estibadores, operarios y demás personal del área se prestaban a su descarga, lo cual trajo por consecuencias cerca de cien cubanos fallecidos, unos seis marinos franceses, y alrededor de 200 heridos, generalmente en condiciones muy trágicas.
Este abominable hecho se trató de silenciar por medios y gobiernos de occidente, y todavía sustentan documentos clasificados relacionados con el siniestro que costó la vida a personas nobles, trabajadores, hijos de esta tierra que cumplían con su labor cotidiana en el puerto. También hubo víctimas entre residentes de la zona los cuales ante la explosión se disponían a socorrer a los heridos, y fueron alcanzados por otras detonaciones.
El gobierno cubano responsabilizó a Estados Unidos por mantener desde Enero de 1959 una política agresiva, basada en la subversión y con perenne hostilidad contra el pueblo de la Mayor de las Antillas.
Durante esa época se sucedieron secuestros de pescadores, ataques a personal de embajadas cubanas en el exterior, intentos de asesinatos a dirigentes de la Revolución, provocaciones desde la ilegal Base Naval de Guantánamo usurpada por Washington, así como introducción de agentes concebidos para desestabilizar el país y fomentar grupos contrarrevolucionarios al servicio de la CIA, acompañados de una vasta campaña de desinformación, operaciones y falacias contra la Isla.

Una manifestación popular de rechazo a las políticas instrumentadas desde la Casa Blanca contra el naciente proceso revolucionario, constituyó el sepelio de los caídos ese día en cumplimiento de su deber. Desde entonces ellos pasaron a ocupar un lugar cimero en la historia, como héroes de la Patria.
La infamia cometida acrecentó la unidad en torno a la defensa de la nación, y mostró la inquebrantable decisión de los cubanos de prepararse, con mayor ahínco, para salvaguardar la soberanía e integridad del país. De ahí que cientos de compatriotas se alistaran en las Milicias Nacionales Revolucionarias, sumándose otros miles a las instituciones militares, fortaleciéndose entonces las Fuerzas Armadas y su disposición combativa para la guerra de todo el pueblo.

La explosión de La Coubre fue un suceso infame que dejó profundas huellas en el corazón de los cubanos, a la vez que demostró la degradación moral y el quebranto a los derechos humanos, por parte de los enemigos de Cuba.

Otras informaciones:
El crimen del Teatro Villanueva dejó profundas huellas en el pueblo cubano