Uno de los asesinatos más atroces cometidos por la dictadura de Fulgencio Batista contra la juventud y pueblo cubanos fue el acontecido el 8 de noviembre de 1958 en Goicuría y O´Farrill, municipio Diez de Octubre, de La Habana.

Ese trágico día sobre las dos de la madrugada, jóvenes del Movimiento 26 de Julio que se encontraban en la clandestinidad, refugiados en el apartamento número 5 del edificio número 523 de esas calles situadas en la barriada de La Víbora, fueron víctimas de una delación. El hecho trajo consigo el asedio al lugar por parte de las huestes represivas batistianas que arremetieron salvajemente contra los revolucionarios Rogelio Perea Suárez, Rogito, Pedro Gutierrez Hernández, Pedrito, Ángel Ameijeiras Delgado (Machaco, entonces jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7 en La Habana) y también Norma Porras Reyes, todos combatientes de la ciudad que enfrentaban al régimen.

Efectivos del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) rodearon las arterias y azoteas colindantes con el edificio y concentraron un potente fuego con ráfagas de ametralladoras hacia la entrada del apartamento desde donde respondieron heróicamente los jóvenes. Fue un combate muy desigual, pero la resistencia se mantuvo hasta que sin balas, heridos y encañonados por la policía fueron llevados a la fuerza por los sicarios batistianos.

Medios de comunicación de la época bajo la égida del tirano informaron al día siguiente que los tres combatientes habían muerto en la acción, pero luego se conoció que habían sido asesinados y sus cuerpos mutilados fueron encontrados en la otrora Casa de Socorros de Corrales, en La Habana. Solo sobrevivió Norma que estaba embarazada, herida y prisionera y con propósito de asesinarla al exigir el régimen al hospital donde fue llevada (con cuatro balas recibidas), que certificaran su defunción, a lo cual la institución de Salud se negó. Y posteriormente después de ser intervenida quirúrgicamente fue sometida y conducida al Servicio de Inteligencia Militar, por el coronel Conrado Carratalá Ugalde, y luego enviada al Vivac de Mujeres de Mantilla y después a la Cárcel de Mujeres de Guanajay, hasta la victoria de la Revolución en enero de 1959.

El combate establecido ese día 8 en Goicuría es considerado una de las acciones más significativas de la resistencia urbana frente a las fuerzas represivas, y en honor a esos valientes, mártires de la Patria, se decretó esa fecha como Día del Combatiente Clandestino.

Otras informaciones:

La Universidad Popular José Martí renació con la Revolución Cubana