Quintín Banderas, General de las tres guerras por la independencia en el siglo XIX nació en Santiago de Cuba el 30 de octubre de 1834 en el seno de una familia humilde y sacrificada.
Desarrolló su infancia en el poblado El Cobre, lugar que contribuyó a su formación y a reconocer las injusticias y discriminación a que era sometido el pueblo, y por esas precarias condiciones de vida no pudo asistir a la escuela debido a que las tareas en el campo, junto a la fabricación de carbón vegetal, le impidieron dedicar tiempo al estudio.
Se incorporó a la manigua redentora en 1868 ante el alzamiento encabezado por Carlos Manuel de Céspedes, y a partir de entonces participa activamente en múltiples combates logrando ascensos en grado, además del respeto y prestigio de sus compatriotas. Su larga hoja de servicios a la Patria creció luego que el General Antonio Maceo lo tuvo en cuenta por su valor y entrega a la causa emancipadora y lo propuso Jefe del Regimiento Santiago, con grados de Teniente Coronel, en febrero de 1878.
Y precisamente es de los oficiales que junto a Maceo se enfrentan a los colonizadores españoles rechazando el Pacto del Zanjón con su accionar en la Protesta de Baraguá y cumpliendo misiones importantes encomendadas por el Titán de Bronce.
De igual manera participó en actividades que impulsaron el inicio de la Guerra Chiquita. Posteriormente luego de ese levantamiento es detenido por tropas españolas junto a Guillermo Moncada y José Maceo mientras se dirigían a Jamaica, y en 1886 es indultado. Entonces regresa a Santiago de Cuba luego de salir de una cárcel española, pero no cesa en su empeño de sumarse a la liberación del país y continúa conspirando en la etapa denominada por el apóstol José Martí como la Tregua Fecunda.
Sin embargo, no siempre fue reconocido por sus hazañas como merecía, y en un difícil contexto histórico fue juzgado injustamente por errorres atribuidos a su desempeño en el Ejército a finales de la Guerra Necesaria. Así mismo historiadores señalan que sus enemigos, algunos dentro de las filas insurgentes, debido a contradicciones, envidia, perjuicios u otras razones trataron de socavar su prestigio y relaciones con el General en Jefe Máximo Gómez llegando a ser separado de las filas del servicio militar, pero él a pesar de ello, y sin tropa, siguió defendiendo la causa liberadora.
De igual manera, luego de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana su postura política fue antimperialista y contra el anexionismo que promulgaban entonces algunos como Tomás Estrada Palma, iniciador como Presidente, de la denominada “ República“ apéndice de Washington desde comienzos del siglo XX, y quien mostraba su odio hacia Quintín que se había pronunciado contra la Enmienda Platt y la ocupación de la ilegal Base Naval de Guantánamo.
La posición de Quintín, quien tenía una gloriosa historia de lucha frente al colonialismo español, trajo consigo enemigos entonces muy poderosos como Estrada Palma y otros acólitos con propósitos anexionistas que veían en él un obstáculo a sus ambiciones e intereses serviles a los Estados Unidos. Fue licenciado del Ejército Libertador sin la remuneración merecida acorde a su gloriosa trayectoria en el campo de batalla frente a los invasores de la Patria.
Quintín estuvo en contra de la reelección de Estrada Palma que no respondía a los intereses de los obreros y el pueblo. Y éste como Presidente de la incipiente “ República Mediatizada” veía necesario eliminar a quienes se oponían a sus designios.
Y miéntras el valeroso oficial del Ejército Libertador Quintín banderas se encontraba oculto por la persecución de la cual era objeto, en finca cerca de la Laguna de Ariguanabo, tras una delación fue acosado por fuerzas de la Guardia Rural y asesinado el 23 de agosto de 1906, y de forma salvaje con empleo de cuatro balazos y varios machetazos, sus restos fueron ubicados en una fosa común para tratar de borrar su historia de valeroso combatiente por la independencia de la Isla.
Pero el pueblo de Cuba honra de manera imperecedera su memoria como uno de los grandes próceres de la Patria.
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