El Delegado de José Martí, el periodista y revolucionario Juan Gualberto Gómez, nació en Unión de Reyes, Matanzas, el 12 de julio de 1854. Y apenas un adolescente, por sus inquietudes y manifestaciones anticoloniales, fue enviado a Francia por sus padres ante el temor que éste se involucrara en la Guerra de los Diez Años.

Sin embargo, su estancia en Europa le proporcionó mayor acercamiento con las ideas progresistas de la época en París, donde el color de la piel dejaba de ser determinante, existía entonces en auge un movimiento de igualdad social entre los hombres y contrario a la discriminación.

Ello influyó más en la formación política de Juan Gualberto, quien regresa a La Habana en 1878 incrementando su accionar patriótico y estrechando lazos de amistad e ideológicos con Martí, aportando además sus conocimientos y dotes de orador a la causa revolucionaria, y a la lucha por los derechos de la población negra y mulata.

Se vincula a los clubes de conspiradores durante la Guerra Chiquita, y por ello es apresado y confinado a Ceuta, y luego a la Península Ibérica, en 1882. Liberado posteriormente ante gestiones de amigos se suma al colectivo del periódico El Abolicionista, órgano que fomentaba la batalla contra la esclavitud y también alentó a la sociedad abolicionista en Madrid. Además fue crítico de la Ley del Patronato aprobada en esa ciudad, y en 1883 dirigió el periódico El Progreso desde donde destacó el derecho de Cuba a ser libre e independiente.

De regreso a la Isla en 1890 se dedica a promulgar ideas separatistas, publicando en La Habana en medios como La Fraternidad, y La Igualdad, donde defendía los derechos de la entonces denominada clase de color.

Sus artículos trajeron consigo una vez más su encarcelamiento por unos ocho meses, pero ello no cejó en su empeño de luchar por la justicia y la Patria, mantuvo un rol destacado en la organización y conducción del Directorio Central de Sociedades de la Raza de Color de Cuba, siendo miembro de honor de esta y luego Presidente lo que incrementa su accionar por la reivindicación de los negros y mulatos.

Su pensamiento avanzado y revolucionario quedó plasmado también el primer número del medio La Igualdad del el 7 de abril de 1892, al publicar un artículo titulado: “Lo que somos”, donde expresa:

“Vamos en busca de la igualdad: blancos, negros y mulatos, todos son iguales para nosotros, y nuestra aspiración consiste en que todos así lo sientan, para que llegue un día en que los habitantes de Cuba no se dividan sino por el concepto que abriguen de las soluciones que se presenten a los problemas políticos, sociales y económicos que se disputan el predominio en el mundo entero”.

Su actividad política y anticolonial era vista con esmero por Martí quien en el periódico “Patria” del 16 de abril de 1892 hizo alusión a las ideas de justicia y libertad de la raza negra que defendía Juan Gualberto.

Por encargo del Apóstol, representará al Partido Revolucionario Cubano en la Isla, y presidirá asambleas con vista a las reivindicaciones sociales proyectadas, entre éstas; Total igualdad social, política y cultural, como aspiración fundamental, la educación en común, dada al negro y al blanco en las mismas escuelas y por el mismo educador, fuera blanco o negro, la eliminación de los libros para blancos y para negros en el Registro Civil, entre otras demandas.

Por sus posiciones separatistas el Directorio fue objeto de persecuciones, mientras la situación de efervescencia revolucionaria del país aproximaba la Guerra Necesaria de 1895. Y el 24 de febrero de ese año con el levantamiento de independencia, miembros de las sociedades de color, entre ellos los de La Unión de Matanzas se incorporaron a las filas del Ejército Libertador como combatientes al servicio de la Patria.

Juan Gualberto tuvo un papel destacado en la contienda, y bajo las orientaciones de Martí y con el PRC como guía, trabajó con la emigración contribuyendo a consolidar, la unidad del movimiento independentista. Era calificado por el Maestro como el “hermano mulato”, y caracterizado con la siguiente expresión; “Él tiene el tesón del periodista, la energía del organizador y la visión distante del hombre de Estado”.

Iniciado el alzamiento, Juan Gualberto y otros de sus compañeros que se habían sumado a la gesta son atacados y resulta una vez más encarcelado y desterrado. Y es el 1ro de enero de 1898 al constituirse el gobierno autonómico español en Cuba es liberado y marcha a Nueva York y allí continúa su labor en el PRC con los emigrados.

Estando aún en EE.UU es elegido como miembro de la Asamblea de Representantes de la Revolución, regresando a Cuba y participando en la primera sesión de esta, en la cual afirmó: “estamos reunidos para que seamos la representación natural del elemento revolucionario, y sigamos rigiendo… todos los elementos de la República”. Y de igual manera se pronunció y preocupó porque el territorio cubano fuera evacuado de tropas españolas, a favor del mantenimiento del espíritu de la Constitución de La Yaya, así como abordó la situación del Ejército Libertador y sus familiares.

Luego de la Guerra Hispano-Cubano- Norteamericana se entrevista con Elihu Root, secretario de la Guerra de Estados Unidos, en visita de este a La Habana, oportunidad que aprovechó para expresarle que el pueblo cubano quería ser independiente cuanto antes y esperaba que la intervención llegara a su fin lo más pronto posible.

Juan Gualberto en sus declaraciones dejó claro la necesidad de alcanzar la plena independencia, y como miembro de la Convención Constituyente, enfrentó debates a favor de la soberanía nacional, contrario a la presencia de tropas estadounidenses en la Isla y se opuso a la imposición de la Enmienda Platt que cercenaba la libertad de Cuba, presentando su argumento de respuesta al Gobernador Militar Leonardo Wood, sobre la Enmienda Platt. Este calificó a Juan Gualberto como hombre de mediocre reputación, pues su impugnación fue muy directa y afectaba los intereses injerencistas e intervencionistas de Washington.

Como Representante durante la “República Mediatizada” siempre denunció las maniobras imperiales y la falta de democracia, defendió el sufragio universal como bien político superior, así como el margen autonómico para provincias y municipios, y rechazó los negocios turbios de José Miguel Gómez, así como continuó repudiando Repudió la discriminación racial y el pregonado racismo negro.

También desde el Senado abogó por la amnistía para los implicados en el alzamiento liberal de 1917, La Chambelona, y clamó por la necesidad de sustentar un clima de paz, y no dar pretextos a la aplicación de la Enmienda Platt.

Luego de alejarse de las acciones como legislador sostuvo su labor patriótica, enfrentó a la dictadura de Gerardo Machado, y durante ese atapa de seudorépublica continuó su quehacer periodístico bajo el seudónimo de “G”, lo cual reflejaba en sus artículos y crónicas, pero siempre abordando su espíritu antianexionista, patriótico y de lealtad al legado martiano el cual expresó en toda su obra y vida.

Falleció el 5 de marzo de 1933 en La Habana. Pero su impronta quedó por siempre en la tierra y pueblo que lo vio nacer, crecer y formarse como revolucionario.

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