De trascendente para el pueblo de Cuba y particularmente para el campesinado a lo largo y ancho del territorio fue la creación, el 17 de mayo de 1961, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Esta importante organización se fundó a iniciativa del máximo líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz.
Desde sus inicios, entre los propósitos de la ANAP estuvo lograr la capacidad para establecer estrategias, desarrollar planes, programas y proyectos orientados al desarrollo agropecuario, así como controlar la ejecución de procesos y evaluar resultados en las diferentes etapas.
Y como misión priorizada ha estado desde entonces trabajar por elevar integralmente el nivel de vida de los campesinos, aumentar la producción agrícola, la asistencia financiera a los pequeños productores, elevar el nivel cultural e ideológico del campesinado y sobre todo, eliminar toda forma de explotación en esta rama.
La ANAP tuvo como antecedente toda la labor organizativa desplegada por Fidel y el Ejército Rebelde con los campesinos durante la lucha insurreccional, en la contienda emancipadora de la Sierra Maestra. Ese mismo día, pero en mayo de 1959, el Comandante en Jefe había firmado la Ley de Reforma Agraria en la Comandancia General del Ejército Rebelde en La Plata, Sierra Maestra, y cual entre sus artículos proscribía el latifundio que era uno de los problemas medulares de la estructura económica y agrícola establecida, lo cual se erradicó al entregar la tierra a quienes la trabajaban.

Desde esa etapa tan temprana, como el alegato de defensa de Fidel en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada del 26 de julio de 1953, conocido como “La Historia Me Absolverá”, el máximo líder abordó las reivindicaciones históricas sobre la cuestión agraria cubana y expresó que ese sería uno de los primeros problemas a resolver, de triunfar el gobierno revolucionario.
Y luego de la victoria de enero de 1959, una de las primeras acciones de la Revolución fue crear un sistema organizativo que agrupase a la mayoría de los trabajadores del campo.
En ese contexto, alcanzó también un rol importante el apoyo y participación en la Campaña de Alfabetización (desplegada en las zonas rurales y más intrincadas de la geografía cubana), de los campesinos y sus familias.
De igual manera, se incorporaron a la defensa de la Patria y otras tareas precisadas entonces por el naciente proceso, no exento de dificultades y agresiones por parte de la contrarrevolución y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Cientos de hombres y mujeres de nuestros campos engrosaron las Milicias Nacionales Revolucionarias, y enfrentaron a los bandidos que operaron en montes y áreas rurales del país, fundamentalmente en las batallas acometidas en la zona del Escambray y Yaguajay hasta la erradicación de esos grupos violentos y pro-imperialistas, en 1965.
En un primer momento, la ANAP mantuvo una apropiada interacción con el entonces Instituto Nacional de Reforma Agraria, INRA, al tiempo que crecían las relaciones bilaterales con otros organismos del Estado y demás entidades políticas y de masas.
Con el desempeño de esta agrupación campesina se fortaleció también la alianza obrero-campesina y fue impulsándose el trabajo colectivo a través de cooperativas, y posteriormente potenciaron fuerzas productivas importantes, que hasta la actualidad siguen fortaleciéndose y perfeccionando los mecanismos en busca de mayor eficacia y resultados productivos.

En el histórico discurso de Fidel el 17 de mayo de 1984, en el Acto Central por el XXV Aniversario de la Ley de Reforma Agraria, este señaló: “La Revolución, al proclamar la Reforma Agraria el 17 de mayo de 1959, liberó a la masa campesina y a la masa obrera de la explotación: 100 000 arrendatarios, aparceros y precaristas, se convirtieron en propietarios en virtud de esa ley; y en virtud de esa ley, los grandes latifundios extranjeros y nacionales estaban condenados a desaparecer”.
Hoy los campesinos cubanos constituyen una pujante fuerza en la transformación y actualización del modelo económico y socialista de la Isla. Son un baluarte decisivo en la batalla integral por la sostenibilidad alimentaria del pueblo, y la Revolución junto a sus compatriotas confían en la definitiva victoria de este noble y humano empeño.

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