El Pacto del Zanjón fue un acto de ignominia contra el pueblo de Cuba. Luego de diez años de duro bregar y sacrificio en la manigua por parte del Ejército Libertador, los mambises que desde el 10 de Octubre de 1868 venían combatiendo a los colonialistas españoles por la emancipación de la Isla, vieron frustrados sus anhelos de libertad.

Las acciones de desunión, indisciplinas, caudillismo y desgaste de las tropas fueron algunas de las causas que incidieron en que esa propuesta de paz sin independencia, entonces se consumara, aunque solo representó una “ tregua en la continuidad de la gesta contra la Metrópoli”, pues la lucha continuaría con diferentes manifestaciones, la denominada Guerra Chiquita, escaramuzas, y la preparación, organización e inicio de la Guerra Necesaria, en 1895.

No obstante, hombres de la talla del Mayor General Antonio Maceo y otros valerosos jefes, oficiales y soldados de la epopeya del 68 se opusieron firmemente a ese deshonrado acuerdo que perseguía frenar la soberanía.

El también Titán de Bronce que se caracterizaba por su disciplina y valentía se alejó de las posiciones del Pacto y mantuvo su decisión de combate al enemigo. Y en ese contexto, el 15 de marzo de 1878 al entrevistarse (en el lugar conocido por Mangos de Baraguá) con el artífice del indecoroso Pacto del Zanjón, el general español Arsenio Martínez Campos, le hizo saber a éste su desacuerdo con ese documento que privaba a Cuba de libertad, y no aludía a la abolición de la esclavitud.

Con su peculiar intransigencia y profundo patriotismo, Maceo entonces alentó a los combatientes a no cejar en el empeño de seguir luchando. Luego de ese encuentro se estableció un plazo de unos 8 días para regresar al combate, estaba decidido reanudar las hostilidades.

Y ante ese pronunciamiento de Maceo se alzó la voz del capitán Fulgencio Duarte que tuvo acceso a la entrevista, y cual con voz firme señaló;

¡Muchachos, el 23 se rompe el corojo!

La actitud heroica, responsable y digna del general Antonio lo agigantó más ante su tropa y otros jefes mambises que admiraban la conducta honorable del líder del Ejército Libertador que supo mantener en alto el amor a la Patria y la inquebrantable decisión de luchar hasta vencer o morirpor conquistar la real independencia.

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