Transcurría el año 1895 y los veteranos, mambises de la gesta emancipadora del 1868 que no pudieron alcanzar la independencia ante la ignominia que representó el Pacto del Zanjón, mantuvieron firme su decisión de dar continuidad a esa contienda. Y para ello no dejaron de planificar escaramuzas y prepararse con mejor estrategia y organización para lograr la requerida unidad entre todas las fuerzas insurgentes.
En este empeño tuvo un rol destacado el Apóstol José Martí, quien en el año 1892 dedicó todo su esfuerzo e inteligencia a la búsqueda de la unidad entre los cubanos. Desde la emigración realizó una importante labor de cohesión, y fundó el Partido Revolucionario Cubano, el cual tuvo el propósito de crear una agrupación política con una línea programática, bases y eficaz directiva capaz de contribuir a la nueva gesta, conocida también como Guerra Necesaria.
Y en ese empeño independentista, Martí se apoyó en generales y oficiales destacados de la anterior epopeya del 68, como Gómez y Maceo, quienes secundaron los planes del Maestro que apostaban a la coherencia y unión entre los combatientes de ayer y los nuevos pinos que se sumaron.
La novedosa obra que erigió el Héroe Nacional tuvo en cuenta los intereses de los grupos de la emigración amantes de la soberanía de la Isla y los del pueblo cubano, y su objetivo era forjar una República, “con todos y para el bien de todos”, con carácter popular, y sin amos ni dueños.
En esa época, la Metrópoli imponía a los criollos sus dictámenes. Estos carecían de derechos políticos a la vez que se les prohibía ocupar cargos en el gobierno, y la economía del país supeditada a España, atravesaba una profunda crisis, a lo que se añadía que los recursos y presupuestos de la nación eran malversados, mientras los colonialistas sustentaban altos impuestos y Estados Unidos iba convirtiéndose entonces, en la metrópoli económica en desarrollo.
En ese contexto político, económico y social aumentaba la efervescencia patriótica y la necesidad de despojarse del yugo colonial. Y el 24 de febrero de 1895 se produce el inicio de la Guerra que se gestaría del Oriente al Occidente, y a pesar de la temprana muerte de Martí en Dos Ríos el 19 de mayo, tres meses después, las huestes mambisas lideradas por experimentados generales del 68 continuaron provocándole a los invasores importantes derrotas.
Gómez, jefe del Ejército Libertador, con su táctica militar y prestigio ante las tropas fue, como Maceo, Calixto García y otros jefes mambises, figura decisiva en la extensión de la contienda a todo el país.
A pesar del duro bregar en la manigua redentora y el coraje y sacrificio de los insurgentes frente a las tropas enemigas, no fue posible la definitiva independencia, aun cuando España estaba golpeada y en decadencia.
La intromisión de EE.UU. en el conflicto, mostrando su sed de hegemonismo y dejando ver sus garras con el pretexto de la voladura del Acorazado Maine, obstaculizó la plena soberanía de la Isla, y provocó la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, la cual frenó la prevista victoria de los mambises, a quienes luego no permitieron siquiera entrar en Santiago de Cuba, lo que constituyó una vil afrenta a los dignos héroes y mártires de la epopeya del 95.
Washington, con su tradicional prepotencia, entonces frustró los sueños de libertad y creación de una República independiente. Y en cambio potenció una mediatizada que respondiese a sus intereses, y condicionó, con serviles gobiernos de turno, la soberanía de la Mayor de las Antillas a la sumisión política y económica a Norteamérica.
Sin embargo, los anhelos y la firmeza del pueblo cubano de no cejar en el empeño de ser libres o mártires continuó. Vendrían décadas de lucha popular, estudiantes y obreros siguieron las batallas contra las administraciones corruptas y lacayos de Estados Unidos.
Pero la experiencia y capacidad de los cubanos inspirados en el ideario martiano permitió sustentar hasta vencer, la lucha contra la tiranía y el neocolonialismo impuesto. Y luego de décadas de sangre derramada por conquistar la definitiva independencia, el pueblo de Cuba la obtiene el Primero de Enero de 1959 con las nuevas generaciones de mambises, el Ejército Rebelde, liderado por Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio.
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