El 30 de julio de 1957 fue asesinado en calles de Santiago de Cuba el líder del Movimiento 26 de Julio y entrañable combatiente por la libertad, Frank País García.

Oriundo de esa ciudad se incorporó tempranamente a la lucha contra la tiranía batistiana. Durante su etapa de estudiante desarrolló acciones a favor de los jóvenes del Centenario del natalicio del apóstol José Martí que en 1953 habían asaltado los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en el oriente del país.

Luego de graduarse en 1954 como maestro normalista centró sus esfuerzos e inteligencia en ayudar a la capacitación de obreros y trabajadores, a los humildes del pueblo, al tiempo que contribuía a la organización de la gesta emancipadora que se planificaba para salvar la Patria.

Fundó la organización Acción Liberadora Nacional que apostó a la lucha armada como modo de erradicar la grave situación política, económico y social de la nación.

Se sumó al quehacer revolucionario e ideas del líder revolucionario Fidel Castro, y con la conciencia y madurez que le caracterizó firma junto a él, la Carta  de México, documento en el cual el M-26 de Julio y el Directorio Revolucionario se comprometían a desarrollar acciones coordinadas para derrocar al dictador.

Frank tiene un rol destacado en la formación estructural del Movimiento en la región oriental y también en la organización de estrategias orientadas a confundir y distraer a las huestes enemigas durante la llegada de los expedicionarios del yate Granma procedentes de Tuxpan, México.

Planificó y participó activamente en el Levantamiento del 30 de noviembre de 1956, fecha en que se esperaba el arribo de los combatientes lo cual no fue posible por inclemencias del tiempo, produciéndose dos días después y dañando el factor sorpresa.

El hecho desencadenó una feroz represión en Santiago y sus alrededores contra los participantes en el alzamiento erigido en apoyo a los revolucionarios, y también se recrudeció la persecusión contra los expedicionarios a partir de su entrada por la zona de “Las Coloradas”.

El tirano impuso como norma la tortura y muerte contra los jóvenes que enarbolaban el legado de Martí de salvar a la Patria del yugo opresor. Familias cubanas vistieron de luto ante la extendida barbarie batistiana.

En ese contexto el ejército del dictador desarrolló una férrea búsqueda sobre Frank, entonces Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 Julio, hombre leal y de confianza de Fidel y quien entre sus misiones asumió la de garantizar el envío de armas y medicinas a la Sierra Maestra donde se gestaba la contienda por la independencia definitiva, frente a la seudorepública e ignominia.

Asediado por las tropas del régimen es asesinado el 30 de julio de 1957, y junto a él su compañero de lucha, Raúl Pujols.

Al conocer la dolorosa noticia, Fidel expresó;

“¡ Qué bárbaros, los cazaron en la calle cobardemente, valiéndose de las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino!. ¡ Qué monstruos, no saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado!...”

Una impresionante multitud recorrió las rebeldes calles de Santiago de Cuba acompañando el féretro de uno de los jóvenes más heroicos y altruistas del territorio.

Cuba lloró a otro de sus dignos maestros y sigue hoy honrando su ejemplo, memoria, el de todos aquellos aguerridos hombres y mujeres que a lo largo de la epopeya emancipadora ofrendaron sus vidas para lograr tener Patria libre e independiente, sin amos ni esclavos.

Por eso, cada 30 de julio es conmemorado en todo el territorio nacional el “ Día de los Mártires de la Revolución Cubana”.

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