En los rostros de quienes escuchan las notas del Himno Nacional es perceptible el significado de esta mañana de domingo que se abre para evocar la vigencia de la Fragua martiana en el camino abierto por los jóvenes de la Generación del Centenario para no dejar morir al Apóstol y con sus ideas convocar a quienes estaban dispuestos a cumplir la promesa con la Patria de ofrendar sus vidas hasta lograr la verdadera independencia de Cuba.
La Colina universitaria -sitio histórico y monumental- acogió los preparativos de aquel grupo de jóvenes liderados por Fidel en medio del silencio imprescindible para llevar a término la gesta que tendría lugar al amanecer del 26 de julio de 1953, con los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en medio de la cruenta etapa de la tiranía batistiana con su rastro de sangre y luto sobre la Patria encadenada.
En este aniversario 70 evocamos a quienes convirtieron a La Habana en una ciudad heroica en medio de la lucha clandestina que mantuvo encendida la llama libertaria. Precisamente lo que lleva a las palabras de Martí, escritas para el periódico La Nación, de Argentina, en agosto de 1889. “La juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar”.
Sabía muy bien el Maestro que en manos jóvenes definitivamente se alzaría el triunfo, sabía que el vigor, la impaciencia y el deseo de ser útiles eran razones más que suficientes para involucrarlos en la lucha y en la proclamación de una República “con todos y para el bien de todos”.
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