Este 24 de julio se celebran 60 años de la llegada de Yuri Gagarin a La Habana. El cosmonauta soviético arribaba a la capital cubana apenas tres meses después de convertirse en el primer humano en volar al espacio, y la ciudad lo recibió con sus mejores galas. Fue un verdadero suceso, hasta el punto que la revista Bohemia, quizás en un exceso de entusiasmo, lo calificó como: "el más importante acontecimiento internacional para la Isla".

El cosmonauta, hijo de campesinos, entró a los libros de historias el 12 de abril de 1961 pilotando la nave Vostok 1 rumbo al espacio. El 24 de julio de ese propio año aterrizaba en La Habana vestido con perfecto uniforme blanco de gala del Ejército Rojo. Cerca de las 2:00 de la tarde, y bajo un torrencial aguacero tocó tierra cubana. En el aeropuerto José Martí lo recibió a los pies de la escalerilla lo más alto del Gobierno Revolucionario, encabezado por el entonces Primer Ministro Fidel Castro y el Presidente Osvaldo Dorticós. Desde ahí los tres se dirigieron hacia un auto convertible rojo al que ordenaron bajar la capota y hacer el trayecto descubierto a pesar de la lluvia.
Lo visto por el piloto fue sencillamente impresionante: a la orilla de los 17 kilómetros de la avenida de Rancho Boyeros lo recibía una multitud de pueblo con una doble guardia de milicianos armados. Todo el trayecto hasta la Ciudad Libertad fue igual, miles de capitalinos saludando a tan distinguido visitante.
La actividad de Gagarin fue notoria. El 25 presenció un desfile deportivo con la presencia de 70 000 cubanos; y el Gobierno Revolucionario le ofreció una recepción oficial en el Palacio Presidencial, donde intercambió gorras con Fidel. Participó, además, en los actos de conmemoración por el 26 de Julio en La Habana, donde fue el primero en recibir la recién creada Orden Playa Girón a meses de aquella victoria. En este acto, cuenta la leyenda popular, que Fidel le comentó al soviético que su discurso duraría lo mismo que el viaje de aquel al cosmos, una hora y media.
Tenía previsto en Girón inaugurar al junto al Primer Ministro diversas obras, pero después de las intensas jornadas, pidió un día de asueto, que cumplió en Varadero. Compareció en el Aula Magna de la Universidad de La Habana ante científicos y estudiantes en un encuentro que fue transmitido por televisión nacional y profetizó que también habría un cosmonauta cubano.
Antes de partir, y luego de la cena de despedida, se propuso recorrer la ciudad de noche. Fidel decidió que el soviético iría de "incógnito": lo vistió como el resto de la comitiva y le puso su boina. Se dirigieron a la Universidad donde nadie se fijó en Gagarin, pero al llegar a La Habana Vieja sí fue identificado el visitante por la muchedumbre, demostrando el reconocimiento y el cariño que el pueblo le había tributado al primer cosmonauta.
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