Una de las primeras acciones  terroristas del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba  tuvo un carácter monstruoso. Se trata del sabotaje al buque francés La Coubre, el 4 de marzo de 1960, en el puerto de La Habana.

El barco había cargado en Europa un importante lote de armamento y parque comprado a la industria nacional belga por el Gobierno Revolucionario, ante  las crecientes acciones agresivas de Estados Unidos.

Rosario Velazco Gómez, viuda de Arturo García Vargas. Foto: Carlos Manuel Serpa

El cargamento fue saboteado por agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el punto de embarque, y los artefactos colocados hicieron explosión ese día, pasadas las 3:10 p.m., mientras se realizaban las operaciones de descarga.

En aquella fatídica jornada, se produjo una detonación inicial y minutos más tarde la segunda, causante del mayor número de víctimas, pues, en ese momento, decenas de militares y trabajadores ofrecían ayuda en el lugar tras la primera explosión.

Rosario Velasco Gómez, viuda de  Arturo García Vargas, uno de los braceros que perdió la vida, califica de criminal la acción imperialista, que dejó huérfano a su hijo, al cual tuvo que criar sola.

Alberto Solís Sotolongo. Foto: Carlos Manuel Serpa

Por su parte, Alberto Solís Sotolongo, comenta que tenía 14 años de edad cuando ocurrió el trágico suceso, donde falleció su padre Alonso Solís Villarrica, estibador entonces en el puerto de La Habana.

Recuerda que desde el techo de su casa pudo observar el intenso humo que cubrió la ciudad, y  se dirigió al puerto, pero un policía  no le permitió el acceso al sitio.

En esos momentos, tanto el buque como el muelle aledaño estaban atestados de trabajadores portuarios, soldados rebeldes, miembros de la Policía Nacional Revolucionaria, bomberos y personal de auxilio que, sin importarles el peligro, habían acudido al lugar del desastre para ayudar a las víctimas.

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y otros dirigentes de la Revolución hicieron acto de presencia en el lugar de los hechos.

Alberto Codina Carril, hijo de Manuel Francisco Codina Hernández, dependiente tarjador en el puerto de La Habana y víctima del acto terrorista, recuerda que en la sede de la Central de Trabajadores de Cuba, donde fueron expuestos los cadáveres, estuvieron Fidel y otros dirigentes revolucionarios.

El sabotaje al buque francés La Coubre dejó un saldo de 101 muertos, entre ellos seis marinos franceses , y un centenar de heridos. Al día siguiente tuvo lugar el sepelio. Un cortejo interminable marchó a todo lo largo de la Calle 23 rumbo al cementerio de Colón. Allí, a las puertas de la principal necrópolis habanera, el líder de la Revolución cubana se dirigió al pueblo, y pronunció la nueva consigna de ¡Patria o Muerte!. 

Foto: Archivo

Sesenta y un año nos separan de aquel sabotaje que conmovió a los cubanos, sembró el dolor en sus corazones, y permanece aún en la memoria.

Esta acción terrorista  profundizó la convicción de radicalizar el proceso revolucionario iniciado en Cuba en 1959.

Foto: Archivo
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