La fianza: un "premio" a la impunidad de los profanadores de tumbas. Así lo confirma uno de los trabajadores del "cementerio nuevo" de Guanabacoa donde (en ambos cementerios) fueron robadas las argollas de bronce y los pernos (del mismo metal semiprecioso) de las lápidas. Hace pocos meses las autoridades detuvieron a un individuo que llevaba estos objetos, pero sólo la fianza resulta la aplicación de la medida pírrica e inconsecuente con la tipificación de un delito que debe incluir, además de los daños a la propiedad privada y estatal, los prejuicios e irreparables daños al patrimonio de la ciudad primada de La Habana.

Estas joyas que han sido robadas (me niego a utilizar la palabra sustracción) son cotizadas con altos precios en el mercado subterráneo y lo peor es que "reaparecen" en nuevas formas realizadas por artistas o artesanos a quienes nadie pregunta de qué lugar obtuvieron esos metales que terminan fundidos en talleres dispersos por toda la ciudad.

La convivencia con la impunidad convierte en letra muerta cualquier ley o decreto, lastra la voluntad de los ciudadanos al respeto de las mismas y por inoperancia pueden llegar al naufragio de valores que debemos sostener, proteger y defender.

Hace unos días escuché una pregunta lanzada a un grupo de personas: ¿Qué defienden ustedes aquí, como esencial? Las respuestas fueron diversas, pero ninguna satisfizo a quien expuso la interrogante, por tanto ofreció su respuesta: La DIGNIDAD. Buenas tardes, Buenas noches y Buenos días. Abrazo cálido y sentido a todo el que lo necesite.

(Tomado del perfil en Facebook de David Samuells)

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