Hace un tiempo indeterminado pero muy cerca a estas líneas me personé en el Tribunal Municipal de Marianao, eran aproximadamente las 2:00 p.m. y algo y fui muy dispuesto a presentar una simple solicitud de certificación de divorcio.

Aún desde la mañana había casi 100 personas exclamando cosas de esas que por ejemplo solo se verbalizan en las peleas de perros, las razones y los argumentos todos los juristas lo sabemos. Ingresé al recinto judicial, al departamento de certificaciones y que vi??

A la Presidente del Tribunal, y varias secretarias, todas sudadas, con mil secuencias de ademanes y papeles a su vista, trabajando con arduidad y sin un solo segundo de descanso. Todas rodeadas de sus pozuelos plásticos de alimentos, intocables aún a esa hora de la tarde, todos guardados en jabas de nylon con nudos prácticamente difíciles de descifrar. Pero allí solían estar cumpliendo silente pero con eficacia su profesión y sin embargo del otro lado latía la publicidad de la inconformidad.

Realice mi prestación y se consignó mi pretensión en el libro, pero al retirarme le pregunté, Presidenta, ¿no van a almorzar?, me miró con profesionalidad y objetividad, y me respondió,, más tarde letrado...

No es que haya olvidado ponerme en el lugar de las personas, es que a veces las circunstancias nos distraen y nos hacen dejar de conquistar una perspectiva de humanidad básicamente evidente cuando el momento histórico lo requiere.

Aquél día, reconsideré muchos planteamientos, el más importante, hay que cooperar con lo inevitable, pues por mucho que exista la voluntad y el espíritu decidido, 300 almas espartanas en la termópilas no pueden derrotar un ejército de cientos de miles de guerreros persas. Queda para mí y para mis compañeros del bufete y de la ONBC en términos laborales un profundo sentir y reconocimiento de entrega para todas las mujeres del Tribunal de Marianao.

Ojalá alguien se percate que esas damas, madres y trabajadoras necesitan apoyo en todos los sentidos que la mínima consideración exige, y por cierto, y en realidad todos nuestros órganos de justicia del país.

(Tomado del perfil en Facebook de José Antonio Pillo)

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