Hay serias limitaciones económicas y los pujantes nuevos actores de la economía garantizan surtidos de calidad, cuyos precios se ven elevados porque deben adquirir en dólares o importar renglones como la leche.

¿Y si facilitamos encadenamientos con quienes producen el lácteo y a medida que crezca la entrega al Estado, se lo ofertamos a menor precio a quienes elaboran el helado?, ¿No estaríamos beneficiando al pueblo, al consumidor, que recibiría una oferta mucho más económica, un poco más ajustada a su bolsillo?

Hay sitios emblemáticos, que son símbolos en la ciudad y a donde acude tradicionalmente la familia. Esos lugares, deben ser protegidos. Pensar en colectivo y actuar como país.

En el Hola Ola, frente al Malecón la idea fue mejor: dieron espacio a las cooperativas privadas, con precios altos, pero también ubicaron el helado hecho por fábricas estatales. Hay variantes para seleccionar, de acuerdo a las posibilidades de cada cliente. A la vez se entabla una fructífera y sana competencia; unos por bajar los costos, el otro por elevar la calidad del servicio.

En estos tiempos, hay que pensar en colectivo y actuar como país. A eso nos llaman nuestros líderes. A eso convoca la vida.

Foto: Tomada del facebook de Yoel Almaguer de Armas

(Tomado del Facebook de Ricardo Gómez)

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