Máxime cuando los apagones agobian a parte de la población cubana y la otra vive con la zozobra de si le tocarán, por déficits en el suministro eléctrico (debido a roturas y mantenimiento de unidades generadoras), molesta mucho, al punto de la indignación, observar luminarias públicas encendidas en pleno día.
Así lo aprecio, desde mi observatorio casero, todas las mañanas en una gran farola cercana, que luego de despejar sombras nocturnas permanece gastando watts al menos par de horas después del temprano amanecer de este julio.
Ya reporté el hecho ante un voz rutinaria, evidentemente cansada de recibir parecidas comunicaciones, que me respondió al número que publico y ahora aguardo a mañana para saber de la efectividad de la acción.

Por eso comparto el dato, para los que como yo se molestan ante el despilfarro público de un recurso que todos apreciamos.
(Tomado del Facebook de Jose Dos Santos)
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