Celebro la liberación del nasobuco, pero lo seguiré usando un poco más. Alucino con las guaguas repletas, repletísimas, en las que voy de parada en parada sin sujetarme, pues parezco una sardina enlatada. Invito a un P2 y a un P12, rutas recurrentes, aunque sé que otras son aún más difíciles, angustiosas y deprimentes.

Voy regularmente a hospitales y a ellos se sabe cómo se entra, pero no cómo se sale. Doy consultas personales a mis estudiantes: casi hombro con hombro. Participo en reuniones con más de 20 personas y en local cerrado. Y no hablo de las largas filas, ya se sabe…

(Tomado del perfil de facebook de Iraida Calzadilla)

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