Foto: Boris Luis Cabrera Acosta

Industriales no pudo disputar esta semana las tres primeras jornadas de su subserie ante los Piratas de La Isla de la Juventud, debido a la persistente lluvia que anegó el estadio Cristóbal Labra y obligó a posponer los desafíos. Los Leones viajaron a territorio pinero con varias ausencias que preocupan a la fiel fanaticada capitalina.

Entre los jugadores que no hicieron el recorrido en catamarán fi guran Ernesto Oses, Alfredo Rodríguez y Yasmani Tomás, junto a los lanzadores Diosbel Nápoles, William Bustamante, Fher Cejas y Juan Xavier Peñalver. A pesar de esas bajas, el conjunto se muestra competitivo, pero sabe que cada victoria cuenta en un torneo tan parejo como la 64 Serie Nacional de Béisbol.

La travesía marítima, complicada por el mal tiempo, añadió tensión a una semana ya marcada por la tormenta que estalló el domingo pasado en el Latinoamericano. Ese día, Industriales dejó tendido en el terreno a los Huracanes de Mayabeque con un electrizante 5-4, pero la alegría se desvaneció cuando se conoció la confiscación del juego por la utilización de Rafael Orlando Perdomo, un lanzador no habilitado por su carga de lanzamientos.

Es un error que pesa, y la responsabilidad recae sobre la dirección, en especial sobre el cuerpo técnico de pitcheo. No hay excusas posibles: son profesionales, con experiencia, y deben asumir la culpa de lo sucedido. La pelota es un deporte de detalles, y en esos detalles se ganan o se pierden partidos.

Ahora bien, sería injusto olvidar que detrás de cada decisión hay seres humanos. Conozco bien a estos entrenadores, he visto su entrega diaria, su seriedad y su sentido de responsabilidad. Son hombres que trabajan bajo dificultades enormes y aun así logran formar lanzadores, preparar estrategias y sostener la grandeza de un equipo que siempre está en el ojo del huracán.

No se trata de absolver, sino de recordar que equivocarse es algo humano, algo que todos hacemos. Ese
día les tocó a ellos, mañana puede tocarnos a nosotros. Pido calma a los aficionados, porque lo que menos necesita Industriales en este momento es un linchamiento mediático. La crítica es válida, pero el respeto es imprescindible.

Nombres como Julio Romero, entrenador principal de pitcheo, merecen siempre ser pronunciados con gratitud. Romero se ganó hace tiempo un lugar en la historia del béisbol cubano. Sus aportes, sus alumnos, sus resultados no se borran por una mala jornada. Tal vez mañana sean estos mismos hombres, cuestionados hoy, quienes nos devuelvan la sonrisa desde el podio.

Y entonces habrá que aplaudirlos, como siempre hemos hecho. Porque el béisbol es así: enseña que en un
turno al bate puedes fallar, pero después puedes decidir un campeonato. Al final, el error no borra la historia, solo nos recuerda que la perfección no existe. Lo que cuenta es levantarse y seguir. Nos vemos en el estadio.

Ver además: 

SNB 64: Industriales gana la doble jornada en el Cristóbal Labra