Lo logrado esta semana por el equipo cubano de béisbol juvenil en el Campeonato Panamericano con sede en Panamá, al conseguir uno de los cupos en disputa para la cita del orbe, es una hazaña.

Hace varios años, por múltiples razones que se han debatido hasta el cansancio, esta pequeña isla del Caribe perdió las hegemonías que tuvo en todas las categorías beisboleras y una actuación como esta no se puede catalogar de otra manera.

La tropa antillana desembarcó en tierras canaleras con más dudas que deseos de apoderarse de uno de los tres boletos mundialistas que la Confederación Mundial de Béisbol y Softball (WBSC por sus siglas en inglés) puso en juego en esta región.

Trece equipos en pugna y una historia reciente de derrotas conspiraban contra los objetivos de los los cubanos liderados por el mayabequense Michael González, un timonel elegido con la esperanza que, más allá de cuestiones técnicas, pudiera sacar esa garra que tenían los elencos de antaño.

Aunque Cuba sigue siendo el máximo ganador de coronas en esta categoría con un total de 11, una más que Estados Unidos, no acudía a una justa del orbe desde hace siete años y no sube a lo más alto del podio desde la edición del 2006.

A pesar de los problemas económicos que impiden el pleno desarrollo de esas figuras, de las emigraciones y otros fantasmas, los chicos salieron a la grama del estadio Juan Demóstenes con una vergüenza que solo Michael sabe sacarles.

Seis victorias consecutivas en la fase de grupos contra las escuadras de Nicaragua, República Dominicana, El Salvador, México, Guatemala y Canadá los clasificaron hasta el peligroso cruce de cuartos de final, donde batieron a Venezuela para asegurar el asiento al mundial.

Un total de 51 carreras producidas y solo cinco recibidas es el récord que dejaron los cubanos antes de llegar a las semifinales del torneo panamericano.

Varios fueron los protagonistas en el campo de juego con el madero en ristre, pero vale destacar a Leonardo Sevilla con su promedio ofensivo de .333 y las seis carreras que empujaron Brian Garzón y Darian Rojas.
Desde la lomita César Morales y Cristian Rego, este con tres salvamentos, no aceptaron carreras en nueve y siete entradas lanzadas, respectivamente, y el caballo de batalla Adiel Ponce apenas permitió dos limpias en 14 capítulos de labor.

Con independencia de lo que pueda suceder en lo que resta de torneo, donde también andan Invictos los estadounidenses, el trabajo de los criollos ya está hecho.

El próximo año, allí en la misma tierra panameña, el nombre de Cuba aparecerá otra vez en los listados de un campeonato mundial para menores de 18 años. Nos vemos en el estadio.

Ver además:

La Agencia Mundial Antidopaje acusa a Estados Unidos de permitir un esquema de trampas