La vida da constantes giros que te sorprenden, noticias que pueden ser tristes para unos, y para otros alegres. Noticias que aún cuando te hacen saltar eufórico, no puedes creer, y te necesitas "pellizcar", y comprobarlo una y otra vez, como le ocurrió este 7 de agosto, en París, a la luchadora habanera Yusneylis Guzmán.
La capitalina, en la división de los 50 kilogramos, había firmado unas pocas horas antes un hito para la lucha femenina cubana al acceder a una semifinal olímpica, instancia a la que nunca antes había llegado ninguna gladiadora de la Mayor de las Antillas. Allí cedió por marcador de 0-5 ante la india Vinesh Vinesh por lo que este 7 de agosto se alistaba para combatir en busca del bronce.
De pronto, le dijeron que su verduga de semifinales se había excedido por 100 gramos en la báscula, quedando descalificada, y ahora sería ella quien estaría en la discusión del oro. En ese momento todo cambió. Ya tenía en su poder la plata y ahora era ir en busca del metal dorado, y con ello, de un asiento en la mesa central del Olimpo, donde ahora manda el gran Mijaín López.
Su rival en esta oportunidad era la estadounidense Sarah Hildebrant, quien ya había conseguido en Tokio 2020 el bronce. Fue un pleito muy complicado para la cubana, a quien con su menor estatura le resultó muy difícil poder atacar a su rival. Pese a intentar de todo, Yusneylis no pudo evitar que su rival se llevará la victoria por marcador de 0-3.
Después del combate, en declaraciones a la prensa cubana allí acreditada, confesó que cuando se lo dijeron no lo creyó de pronto, hasta que tuvo la confirmación oficial. Para ella, ser la primera luchadora cubana con una plata olímpica es una noticia que aún no acaba de procesar.
En esa presea, comentó, tienen un peso inmenso muchas personas, entre las que se encuentran sus compañeras de equipo, su familia, todos aquellos que le acompañado durante todos estos años, sus entrenadores, y dedicó la presea a todo el pueblo de Cuba.

Pero esa no fue la única buena noticia que los gladiadores regalaron al pueblo de Cuba en esta jornada, pues el representante de la lucha grecorromana, Gabriel Rosillo, logró en los 97 kilogramos agenciarse un relampagueante bronce ante el uzbeko Assakalov.
Apenas iniciado el combate, Rosillo logró una acción con la cual se agenció dos unidades. Una vez puestos nuevamente de pie, su rival se quejó de dolor en un hombro, el médico lo revisó y volvieron a la acción. La molestia seguía, el médico retornó a verlo. Assakalov nuevamente intentó combatir, pero el dolor no lo dejaba y terminó por abandonar el combate. De esa forma Rosillo conquistó el bronce, y la lucha cubana tiene en estos momentos una medalla de cada color.
Respecto a ese triunfo, Rosillo agradeció a todos los miembros de su equipo, los profesores, entrenadores, al profesor Trujillo, y a su familia. Confesó que va a seguir luchando por alcanzar su sueño de ser campeón olímpico, un empeño al que estamos seguros, va a seguir poniéndole alma, corazón y vida.
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