Son las nueve de la noche en París. Vista desde el cielo, la urbe parece una inmensa bóveda celeste llena de estrellas y cometas fugaces.
En medio del ajetreo de la ciudad, un estruendo de voces proveniente de la Arena Campo de Marte hace "paralizar el tiempo". Mijaín López, el Gigante de Herradura, la leyenda viva de la lucha grecorromana, entra al colchón en busca de su pase a la final de los 130 kilogramos de París 2024.
Es su tercer combate de la jornada. Con anterioridad se impuso, en un primer momento, a Lee Seungchan, de Corea del Sur, a quien superó 7-0, y al campeón mundial, el iraní Amin Mirzazadeh, al cual dominó 3-1.

Ahora deberá vencer a Sabah Sariati, de Azerbaiyán, uno de esos gigantes capaces de impresionar al "más pinto de la paloma", pero no a Mijaín, que desde el mismo inicio del combate se muestra inamovible.
En La Habana son las tres de la tarde, muchos detienen el paso para ver la pelea desde un televisor "con vista a la calle", otros la siguen por el celular. Hay, incluso, en ciertos establecimientos particulares con televisión, una especie de complicidad entre dependientes y clientes para ver lo que está ocurriendo. Es como si el tiempo, en este momento, no importara.
En París, Mijaín se adueña del centro del colchón, muestra una mejor postura. La cantan pasividad a Sabah, ya el Gigante de Herradura tiene su primer punto en está semifinal. El rival va a la posición de cuatro puntos, Mijaín logra un desbalance, se pone delante 3-0.
Segundo período de combate. Mijaín sigue firme, su rival trata de presionar, le marcan una pasividad a Mijaín, su rival lo pide en la posición de cuatro puntos. El combate está 3-1 para el antillano. Sabah intenta el desbalance, no puede, insiste, Mijaín gira, en un hermoso movimiento pasa de la defensa al ataque, ahora tiene ventaja de 4-1.
En La Habana, como de seguro ocurre en muchas partes del país, los ojos se posan en Mijaín, que no quiere dejar espacio a las dudas y se planta firme en el centro del colchón. Faltan apenas 60 segundos de combate, el gigantón cubano no cede espacio, solo restan 20 segundos, se ve a su rival desconcertado, llega el silbatazo final. Mijaín hace historia, ya está en su quinta final olímpica.
La alegría se hace presente. Poco a poco La Habana vuelve a la normalidad. La lucha está prevista de inicio a las cinco de la madrugada de este martes en La Habana, y de seguro muchos perderán el suelo, para seguir de cerca cada combate, a la espera del momento en que Mijaín haga su aparición.
La aparición del Gigante de Herradura en París será alrededor de las 7:30 p.m., mientras en La Habana el reloj marcará la 1:30 de la tarde, momento cuando el sol calienta con fuerza, y se suele andar más aprisa que lo acostumbrado. En ese instante el mundo verá un duelo inédito en estas lides, al enfrentarse Mijaín a Yasmani Acosta, un cubano que compite por Chile, a quien conoce muy bien, y a quien buscará vencer para hacerse con la hazaña de ceñirse su quinta corona olímpica en una misma especialidad, algo que no ha logrado hasta el momento ningún otro deportista.
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