Como un ciclón salió, desde el mismo primer asalto, el boxeador cubano Erislandy Álvarez ante el tailandés Bunjong Sinsiri para asegurar la medalla de bronce, en la división de 63,5 kilogramos del boxeo en París, y de paso, su acceso a semifinales. Aunque desde el mismo inicio del primer asalto el criollo no dio descanso a su rival, tirando a un tremendo ritmo y mostrando una buena esquiva, solo logró llevarse el voto favorable de 4 de los cinco jueces del combate. A decir verdad, en mi criterio, debió obtener el voto de los cinco imparciales.

Sin embargo, al parecer este pequeño "revés" en lugar de desanimalo, lo que hizo fue ponerle más leña al fuego que lleva por dentro, y en el segundo asalto arreció sus ataques, logrando, esta vez, llevarse el voto de todos los jueces.

En el tercero la historia se repitió. Con un ritmo de pelea que parecía no iba a bajar nunca, el púgil de la Mayor de las Antillas volvió a convencer a los árbitros para finalmente alzarse con victoria de 5-0. Al final del combate las boletas mostraron a un juez dándolo el pleito por cerrado 29-28, tres le vieron ganar 30-27, mientras el quinto le concedió la victoria 30-26.

La próxima salida de Álvarez será en semifinales, instancia donde buscará su pase a la final. De lograrlo, no solo habrá cambiado el color de su medalla, sino que se pondrá a las puertas del oro. Por el momento, aún cuando todavía no figura en el medallero, ya Cuba, gracias al boxeo, acaba de asegurar su primera presea en París 2024. Mejorar, o no, el color de esa medalla, dependerá de cómo se muestre el púgil cubano en su siguiente presentación.

Una cosa sí me queda en claro de este boxeador: de actuar como lo acaba de hacer, será muy díficil que no avance hasta la discusión del oro.

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